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10 SANTOS SABUGAL corporalmente14. Lo hace, recordándoles la Buena Noticia o «el evangelio» sobre la resurrección de Jesús, a ellos previamente predicado y compendia do en la por el Apóstol mismo «recibida» 15 confesión cristológica: Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras y fu e sepultado; fu e [y está] resucitado según las Escrituras, y se apareció a Cefás, después a los D oce 16. La misma estructura literaria de esa confesión cristiana refleja ya su contenido cristológico: Si el hecho de «haber sido sepultado» confirma la realidad de la «muerte» expiatoria y vicaria —«por nuestros pecados»— del preanunciado — «según las Escrituras»— mesiánico Siervo sufriente «Cristo»17, la «manifestación» visible e interna 18 del Resucitado «a Cefás y a los Doce» corrobora el hecho de que Dios lo resucitó y está resucitado 0 vive para siempre19. Una resurrección ciertamente corporal , como lo indi ca la mencionada percepción visible del Resucitado así como la función misma de la confesión cristológica: Usada para responder a quienes nega ban que «hubiese resurrección [corporat] de muertos» y, con ello, la resu rrección [corporal] de «Cristo de entre los muertos, como primicias de los que durmieron» o murieron20. Y, sin embargo, como el «cuerpo natural» de éstos devendrá por la resurrección «un cuerpo espiritual », al ser total mente «trasformados» o revestidos de «incorrupción» e «inmortalidad»21, también por su resurrección corporal el natural «ser viviente» Jesús devino 14. 1Cor 15, 12-13. 16. 15. 1Cor 15, l-3a. 16. 1Cor 15, 3b-5. Para su análisis,cfr.: J. J eremías , Die Abendmahlsworte Jesu , Göttin gen 1967, 95-98 (trad. españ. 106-9);H. CONZELMANN, Zur analyse der Bekenntnisformel 1 Kor 15, 3-5: EvTh 25 (1965) 1-11; J. Krem er, Das älteste Zeugnis von der Auferstehung Jesu (SBS 17), Stuttgart 1966, 31-71; J. B la n k , Paulus und Jesus, München 1968, 133-70; K. Lehm ann, Auferweckt amdritten Tag nach der Schrift (QD 38), Freiburg 21969, 68-157; S. V id a l, o . c ., 155-85 (bibliogr.); PH. Perkins, Resurrection , 88-91, 221-27. 17. A ese transfondo deuteroisaiano [= Is 63, 5. 8-12] remiten con razón muchos auto res: W . W olf , Jesaja 53 im Urchristentum , Berlin 1950, 97s; J. DUPONT, Réssuscité «le troisiè me jour»-. Bibi. 40 (1959) 742-63: 749; JEREMÍAS, Abba, 199s; I d ., Abendmahlsworte, 97 (trad. españ., 108); S. SABUGAL, Christós , 142s; P. BENOIT, Jésus et le Serviteur de Dieu : «Jésus aux origines de la Christologie» (ed. J. Dupont), Gambloux, 1975, 111-40: 113s; P. GRELOT, Les Poèmes du Serviteur (LD 103), Paris 1981, 141-44. 18. Ese significado envuelve el «pasivo divino» óphthe (= Dios lo manifestó: 1 Cor 15, 4-8): Cfr. S. SABUGAL, La conversión de san Pablo , Barcelona 1976, 26.30 (y otros autores ahí citado). De otro modo: J. B lank , o. c., 159; S. V idal , o. c.f 175s. 19. Si el «pasivo divino» egérgetai oculta el nombre de Dios, sujeto activo de la resurrec ción de Jesús (Cfr. 1 Cor 15, 15), el perfecto de ese verbo expresa el estado presente de Quien resucitó y «ya no muere más» (Rm 6, 9): Así con J. B la n k , o . c ., 152. 20. 1Cor 15, 12-16. 20. 21. 1Cor 15, 44. 51-53.
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