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16 SANTOS SABUGAL Dios el señorío sobre toda realidad de humillación, de cruz y de muerte: ¡Todo esto está sometido al poder o dominio de quien es el único, universal y supremo Dominador! Sintetizando estos análisis sobre los confesores del Resucitado, podemos decir que la primitiva comunidad cristiana confesó y proclamó el autoanas- tasizante poder divino de Jesús sobre su muerte expiatoria, resucitando salvadoramente o «por» la justificación de cuantos crean en quien por su resurrección devino asimismo el «Señor de vivos y muertos». Aquella co munidad confiesa y proclama también —sobre todo— «la extraordinaria potencia» salvífica o anastasizante de Dios, manifestada en la resurrección de Jesús o glorificación de su mesiánico Siervo sufriente, exaltándole celes temente a la encumbrada dignidad de Plenipotenciario suyo y divino «Se ñor de cuanto existe», después de resucitarle «de entre los muertos» como «Espíritu vivificante» o anastásicamente regenerador de cuantos en El cre yeron y murieron. El Resucitado, en efecto, es «el Principio» o Jefe de los que, vivificados por su Espíritu, «resucitarán incorruptibles» para la vida eterna; y esto, por ser «Cristo resucitado de entre los muertos» la pascual «Primicia de los que murieron» unidos a El o «el Primogénito de entre los muertos» y, en cuanto tal, Iniciador de la «nueva creación» definitivamente «rescatada» de la muerte. Todo eso confiesa y proclama la Comunidad de los creyentes en Cristo. Santos S abugal , OSA Instituto Patrístico «Augustinianum» Roma
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