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LA NOVELA ITALIANA COMO INSTRUMENTO PROPAGANDISTICO... 275 Para quienes no se resignan al fracaso de una fe política, que durante tantos años ha nutrido su entusiasmo, sólo queda un medio, una vez que todo parece perdido: autoengañarse, inventar una revolución a medida, convocar por su cuenta a toda la juventud fascista del mundo: Gustavo, en un estado de enajenación, se entrega a sus sueños para convertirlos en realidad: «Allora... portó la tromba alla bocca e suonò: suonò sino a che ebbe fiato e sembrava un pastore indemoniato, o l’angelo del giudizio universale. Non venne nessuno...»23. Idéntica reacción la que el autor atribuye a Federico: acceder a la rea­ lización de una ilusión feliz. Enfermo y devorado por la calentura, le parece escuchar el sonido de una trompeta que llama insistentemente a las armas: «Veniva il suono di una tromba che invocava alle armi: ragazzi con zaino e moschetto avanzavano verso di lui: «Non vi vedrò più» pensò. E una tromba e un’altra convocavano i fascisti di tutto il mondo, alle armi, nel terrore dei nemici (...) oltre il Gianicolo, marciami le masnade ingrossavano dei balilla di ogni razza, tutti della stessa statura, d’ogni colore, ma d’una stessa divisa...»24. Gentes de todas las razas, en esta visión apocalítica, pero vistiendo el mismo uniforme. Todos, aunque distintos, unidos por el mismo credo y llenos de un idéntico entusiasmo bajo una única bandera: la fascista. El último párrafo de la novela es triste y desesperanzados Federico abandona el lecho y se lanza a la calle tras esas imágenes, dispuesto a morir, como buen fascista, por Italia y por el Duce. Cae inerte sobre la hierba de un parque: «Un agente... disse: “E’ proibito danneggiare le aiuole... alzatevi”. E l’altro non si mosse»25. El último soldado «auténtico» había muerto. 2. M a rio C a r li: L'italiano di Mussolini Mario Carli es de entre todos los autores fascistas, el que mayor em­ peño puso en propagandar las grandezas del frascismo y las de Benito 23. Ibid., 263. 24. Ibid. 25. Ibid.