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FILOSOFIA LATINOAMERICANA: ¿POSIBILIDAD O REALIDAD? 253 al paso, en filosofía, en modelos, formas o tipos de racionalidad que mani­ fiestan no la diferenciación de una facultad universal, sino más bien la pluralidad básica de las regularidades que según contextos y situaciones de vida se van condensando en formas reconocidas como racionales. De donde se sigue, por otra parte, que en la objeción presentada se ignora o quiere ignorar que la razón está afectada sustancialmente por el hecho bruto de su existencia fáctica. La razón es siempre razón del hom­ bre; y éste es a su vez siempre un hombre concreto que vive y hace su razón en contextos dados. Facticidad e historicidad son, pues, notas cons­ titutivas de la razón. Y por ello hablar en singular de la razón sea acaso sólo posible si con el término razón se quiere significar no una potencia acabada que el hombre ejerce en todas sus posibilidades sin mayores difi­ cultades o, si se prefiere, con la misma facilidad con que desempeña una cualidad innata, sino por el contrario el difícil programa de continuo trán­ sito trans-portador de formas racionales hacia otras formas que, precisa­ mente porque se configuran en la superadora contrastación de los niveles de racionalidad alcanzados hasta ese momento, nos enseñen quizá figuras inéditas de (la) razón; figuras que, vista desde anteriores tipos de racionali­ dad, pueden incluso aparecer como no racionales. Sin posibilidad de seguir aquí discutiendo este punto, retengamos en­ tonces la idea de mayor relevancia para nuestro asunto, a saber, que la razón es constitutivamente plural en las formas que van marcando ese programa de tránsito hacia lo que queremos llamar la razonabilidad de la razón; a cuya luz sin embargo, esto debe ser también dicho, puede mani­ festarse alguna de sus formas racionales como no razonable. La razón, por tanto, no sólo es racional de diversas maneras, sino que tiene maneras o posibilidades de realización concreta que escapan al horizonte de lo racio­ nal en cualquiera de sus formas. La racionalidad, entendida incluso como estructura formal sintetizadora de la pluralidad en que la razón puede ser racional, no es la única figura de la razón. La racionalidad es más bien una dimensión, una vía, entre otras, de la razonabilidad de la razón. Esta idea, decíamos, es de importancia central para nuestro asunto, porque la distinción apuntada entre racionalidad y razonabilidad en el pro­ ceso «razón» nos da una pista para comprender mejor el argumento último con el que rechazamos la obección de que, dado que toda filosofía tiene que ver de alguna manera con la razón, cualquier filosofía puede ser discer­ nida en su status filosófico mediante el recurso a la instancia de la razón. Ahora comprendemos, en efecto, que este recurso no basta porque, ade­ más de los momentos ya aducidos de facticidad e historicidad, la razón es un programa de tránsito y de transportación hacia formas trans-racionales

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