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262 RAUL FORNET-BETANCOURT bilitada por la realidad latinoamericana consciente de sus problemas, la filosofía latinoamericana es realidad cuando vuelve reflexivamente sobre la condición de su posibilidad para arraigarse y hacer del arraigo no un tema, sino el horizonte de sus temas. Posibilidad y realidad de la filosofía latinoamericana, cabe señalar toda­ vía, se cruzan continuamente en ese proceso o programa de realidad apro­ piada que es América Latina. Su posibilidad o realidad es entonces cues­ tión que no se decide desde ningún criterio establecido desde fuera de ese proceso; es el proceso mismo el lugar donde se decide esa cuestión, y por cierto en la forma de claros de identidad asumida. La realidad de la filoso­ fía latinoamericana está en marcha; y, como América Latina, marcha hacia sí misma. En su misma realidad hay siempre, pues, posibilidades a decidir desde ese contexto mayor que representa el proceso hacia la identidad continental y del cual ella forma parte. Se comprende a esa luz que el problema de la filosofía latinoamericana enfocado desde ese «punto de vista» por el que aquí hemos optado y que se distinguía, como se recordará, por ser consciente de su inserción en el ambiente contextual histórico-cultural en el que brotaba la necesidad de una filosofía distinta, es un problema real de expresión acertada de la realidad, y que, en cuanto tal, reúne en su base estructural o coyuntural histórica la posibilidad y la realidad no como alternativas o fases que se excluyen, sino como elementos cuya sucesión se está decidiendo siempre en el proceso hacia la conquista de la verdad y autenticidad de la propia identidad, entendiendo por identidad aquí la programática codificación consensual de una conciencia que en procesos de comunicación intersubje­ tiva va ganando la cabal expresión de sí misma en tanto que movimiento de apropiación lograda de la realidad en que está siendo. La consecuencia práctica que se deduce de la aplicación coherente y decidida de nuestro «punto de vista», es la siguiente: Filosofía latinoameri­ cana es aquella que, teniendo las condiciones posibilitantes de su realiza­ ción efectiva en una realidad histórica que la sitúa contextual y cultural­ mente, se realiza en formas cuyas figuras sistemáticas son tan cambiantes como la realidad histórica que las provoca, y cuya realización efectiva par­ ticular, por consiguiente, no agota nunca su horizonte de realidad. O sea que la filosofía latinoamericana es una forma que se configura histórica­ mente en modelos reales que no excluyen posibles modelos distintos en el futuro. Al mismo tiempo debe tenerse en cuenta que esa configuración históricamente abierta es, sin embargo, la forma concreta en que se va realizando, según las exigencias de cada época, el principio rector de la contextualización y la inculturación. La filosofía latinoamericana puede

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