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En este sentido es pues sumamente ilustrativo e instructivo que el pen­ sador latinoamericano que por primera vez concretizó para la filosofía en nuestro ámbito ese movimiento intelectual de búsqueda de una expresión propia, al plantear en forma explícita el problema de la necesidad de cons­ tituir una «filosofía americana», el argentino Juan Bautista Alberdi, haya recurrido precisamente a esos criterios de utilidad y «positividad» para darle contenido a su programa filosófico. Se recordará, en efecto, que en sus famosas Ideas para un curso de filosofía contemporánea , texto de 1842, el procer argentino, cuestionando la existencia de una filosofía válida uni­ versalmente en base al principio de que toda filosofía es reflejo de una razón que «ha emanado de las necesidades más imperiosas de cada período y de cada país» 10, tomó como punto de arranque del programa de una «filosofía americana» el estudio detectador, es decir, el análisis de las exi­ gencias de la sociedad latinoamericana. De ahí debía salir la orientación para la forma en que debía hacerse filosofía en América Latina; y por ello, concretando esa dirección, declaraba: «Así la discusión de nuestros estu­ dios será más que en el sentido de la filosofía especulativa de la filosofía en sí; en el de la filosofía de aplicación, de la filosofía positiva y real, de la filosofía aplicada a los intereses sociales, políticos, religiosos y morales de estos países» n. Orientar la filosofía en la realidad es, pues, decidir que tiene que ejer­ cerse en forma tal que su ejercicio reporte algún beneficio, alguna utilidad, en el sentido de que, «aplicada» en el estudio de los desafíos históricos, intente contribuir a darles una respuesta adecuada. Por eso, pues, será «americana» en su forma la filosofía que salga de «nuestras necesidades» y que se aplique a resolver «el problema de los destinos americanos»12. Desde esta perspectiva se aclara la posibilidad de una filosofía latinoa­ mericana como posibilidad urgida por todo un ambiente de realidad; es decir, no es la posibilidad que se da la filosofía a sí misma, sino la posibi­ lidad que encuentra, como reto a recoger, en su contexto histórico-cultu- ral. Mas con ello también se esclarece el sentido en que hay realmente filosofía latinoamericana, el sentido de su realidad. Pues, por ser su posibi­ lidad precisamente urgencia resultante de un proceso de constitución apro­ piante de realidad, la filosofía latinoamericana se hace realidad integrándo­ se efectivamente en ese proceso y contribuyendo, con sus medios específi­ cos, al cumplimiento cabal de ese proceso. Dicho en otros términos: posi- 10. Juan Bautista ALBERDI, Ideas para un curso de filosofía contemporánea , México 1978, 6. 11. Ibid., 9. 12. Ibid., 12. FILOSOFIA LATINOAMERICANA: ¿POSIBILIDAD O REALIDAD? 261

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