PS_NyG_1992v039n002p0247_0265

26 0 RAUL FORNET-BETANCOURT A la luz de esta constatación se comprende mejor por qué la pregunta por una filosofía latinoamericana tiene el sentido preciso que hemos inten­ tado explicar antes, es decir, el sentido de pregunta por una filosofía contextualizada e inculturada en América Latina. Y entendemos ahora que lo esencial en esa pregunta no es la forma de filosofía que se busca al menos en sí y por sí misma, sino justo la realidad que se impone con sus desafíos como la materia y pensar, y que provoca la búsqueda de esa otra forma de hacer filosofía. La realidad es entonces más importante que la filosofía; o, si se prefiere este giro, la filosofía aprende a relativizar su importancia como sistema de conceptos, depone el culto a sí misma, y se abre a la realidad para dejarse determinar por ello en su materia a pensar. Con esto calamos en un aspecto de la pregunta por la filosofía latinoame­ ricana que está implícito en lo ya dicho sobre ella, pero que es oportuno destacarlo: En esta pregunta se trasluce una concepción de la filosofía según la cual ésta se comprende en términos de una reflexión práctica que va definiendo su función y tarea a través del diálogo con la realidad cir­ cundante. Con esta pregunta se rechaza por tanto una forma de filosofía que pretenda ejercer la filosofía en el sentido de un saber absoluto que puede determinar con plena soberanía e independencia su propio carácter, sus tareas. Llevando la idea anterior a sus últimas consecuencias tenemos que re­ conocer, nos parece, que la pregunta por la filosofía latinoamericana se plantea como un problema que se presenta por maduración en el proceso de apropiación de la realidad latinoamericana reconocida en cuanto tal. No nace ni es planteada en el marco de la historia de la filosofía en sentido estricto, sino que es la realidad asumida por pueblos que se empiezan a preguntar cómo ser ellos mismos en esa realidad, la que hace entrar en crisis una forma de filosofía, provocando así consiguientemente la búsque­ da de una nueva manera de ejercer la filosofía. No es, por tanto, casual que los problemas y necesidades nacionales de los pueblos latinoamericanos se conviertan en ese contexto en la referencia obligada para determinar el carácter de esa nueva forma de hacer filosofía. O sea que, porque esta pregunta plantea un problema que es tal por el grado de problematización que se ha alcanzado en la experiencia misma de la realidad, es lógico que en el esbozo de ese nuevo proyecto filosófico los criterios rectores para su definición vengan de fuera, del ambiente , de la circunstancia, y que el esfuerzo no se encamine hacia la búsqueda de la filosofía más completa y perfecta, por ejemplo, sino que, reaccionando a la interpretación desafiante de la realidad, se deje guiar por criterios prácticos de utilidad, conveniencia, efectividad y beneficio.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz