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FILOSOFIA LATINOAMERICANA: ¿POSIBILIDAD O REALIDAD? 257 rico-cultural de la filosofía. O sea la forma vigente de filosofía aparece des-colocada, fuera de lugar, extraña; y por eso se pregunta por una forma nueva que sea proceso de aclimatación y de naturalización. Pero se obser­ vará que si esta pregunta se plantea, ello se debe indudablemente a que hay ya conciencia de la peculiaridad de la situación latinoamericana. Y esta conciencia es precisamente la conciencia que nombrábamos antes en términos de conciencia que sabe donde está. Dicho, pues, en una frase: la pregunta por una nueva forma de filosofía brota de una conciencia histórico-cultural que sabe que está en América Latina, y que ésta no es Europa. Late, por tanto, en la pregunta por la posibilidad de reorientar el quehacer filosófico en América Latina la clara conciencia de la diferencia latinoamericana; siendo, en última instancia, justo esta conciencia de la diferencia la que hace que con esta pregunta nos veamos confrontados con el complejo problema de la contextualización e inculturación de la filosofía en el subcontinente. Tal es el problema, y no el de fijar en qué grados se ha logrado o ma­ logrado la transplantación de la filosofía europea en América. Por esta razón nuestro camino tiene que tomar otros rumbos distintos a aquellos que conducen a la constatación de la réplica de la filosofía europea en América. Nuestro camino tendrá que orientarse entonces en aquello que motivó el cuestionamiento de la forma heredada de hacer filosofía, a saber, la realidad latinoamericana comprendida en su diferencia. Es pues el estu­ dio de la diferencia el camino que nos adentra en el ámbito, en el ambiente , donde la posibilidad de una forma distinta de filosofía no es simplemente inventada, sino requerida por la realidad misma; y donde esa posibilidad, por consiguiente, se nos hace accesible y comprensible desde dentro. Este camino de la diferencia, donde se va perfilando la comprensión latinoamericana de la realidad de América Latina, es, en el fondo, nuestra propia historia intelectual leída como creciente toma de conciencia de los desafíos que se plantean con el descubrimiento de necesidades específicas y peculiares. Desde esta perspectiva nos enseña esa historia cómo con el des­ cubrimiento de la diferencia va parejo lo que podríamos designar la irrup­ ción de un espíritu crítico que muy pronto comprende su crítica como el primer estadio de la creación y que se lanza así a la búsqueda de respuestas innovadoras y creativas, es decir, respuestas que respondan realmente a los problemas de novedosa peculiaridad con los que se ve confrontado. Se trataría entonces de rastrear las huellas de aquel espíritu que, cons­ ciente de la diferencia de la tierra en que vive, escribe su historia intelectual como la historia de la lucha por vencer y superar esa dificultad mayor,

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