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LA RELACION HOMBRE-NATRURALEZA EN LA «SUMMA HALENSIS» 2 39 el hombre es naturaleza, pero tiene una innegable preeminencia porque es el centro y porque da su sentido a todo lo demás. Vamos a comentar algunas de sus afirmaciones en este sentido24. 4. LA NATURALEZA ENCUENTRA EN EL HOMBRE SU SENTIDO Cuando exponen la creación de los animales, en el número tres, señalan que el texto bíblico hace referencia a tres géneros de animales: «reptilla», «iumenta» y «bestias». Y pasan a analizar esta división. Comienzan los autores preguntándose por qué la Escritura especifica el género de «iumen­ ta», puesto que, en realidad, todo los animales han sido creados «propter hominem». Por qué se distingue un género de los demás, precisamente por su específica relación con el hombre. En la «solutio» respondieron que se enumeran tres géneros porque los «iumenta» son los animales que ayudarán al hombre a trabajar la tierra. Tomaron de san Isidoro la etimolo­ gía de «iumentum» que vendría de «iuvamentum»25. Por lo tanto, «iumen­ ta», dicen, no haría referencia sólo a los animales equinos, sino a todo animal que ayuda al hombre. En definitiva, distinguieron los animales que sirven directamente al hombre para trabajar, de los otros que no tienen esa misión, pero, y esto es lo que queremos subrayar, afirmaron que todos los animales han sido creados «propter hominem». Más adelante26 afirmaron que todas las cosas son óptimas para el hom­ bre. Los animales que sirven para el alimento (ciervos, ovejas, gacelas), para el trabajo (camellos, caballos, asnos) o para la diversión (loros, monas, urracas). Y lo mismo sucede con las plantas. Hay plantas fructíferas y plantas comestibles, plantas aromáticas y floridas para nuestra alegría (las rosas) o plantas que sirven para sanar nuestras enfermedades. Este capítulo de la Summa que estamos comentando termina con la siguiente cita de san Juan Damasceno: «No hay ningún animal o planta al que el creador no le haya dado una misión para utilidad y uso del hombre»27. También se preguntan, en otro lugar, si esta sujeción de todo lo vivien­ te al hombre es igual para los animales y para las plantas. Si hay alguna distinción entre ellos en cuanto a esa relación de sujeción al hombre28. 24. Cfr. Summa Theologica, inquis. III, tract. II, quaest. III, tit. III, membrum I, cap. I, n. 296, 358. 25. Cfr. Isidoro de SEVILLA, Ethymologiae , XII, c. 1, n. 7: PL 82, 425. 26. Cfr. Summa Theologica , inquis. III, tract. II, quaest. III, tit. III, membrum I, cap. II, n. 297, 359. 27. Cfr. Juan DAMASCENO, «De Fide Orthodoxa» II, c. 10: PG 94, 907. 28. Cfr. Summa Theologica , inquis. III, tract. II, tit. III, membrum II, cap. VI, art. II, I, solutio I y II, n. 304, pp. 365-366. Llegaron a plantearse en II solutio por qué no se menciona

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