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LA RELACION HOMBRE-NATRURALEZA EN LA «SUMMA HALENSIS» 237 En segundo lugar, la explicación de tipo panteístico, según la cual la perfección del mundo exigiría que Dios mismo lo animara como «anima mundi», también fue negada21. En efecto, al afirmar que el mundo no es divino, en el sentido panteístico, aducen que, si así fuera, cada vez que se maltratara algo del mundo se estaría maltratando a Dios mismo; y cada vez que se matara un animal, se estaría destruyendo una parte de Dios. Nos parece que esta segunda argumentación tiene especial interés para nuestra investigación. Pretendemos entresacar de la «Summa Halensis» una espe­ cia de teología ecológica. Veremos, más adelante, el enorme respeto que estos autores manifiestan hacia la naturaleza. Pero desde ahora queda bien asentado que este respeto no tiene nada que ver con una especie de divini­ zación de los elementos del mundo. En efecto, para la imagen precristiana de un mundo divino, la divinidad inmanente corría la misma suerte de la materia. Y, lo que podría llamarse ecología pagana, estaba muy próxima a la adoración de las fuerzas del mundo. Por el contrario, la imagen que se dibuja en la «Summa Halensis» es muy distinta. Los autores abogan, igual­ mente, por un respeto casi sagrado hacia todo lo creado, pero no por sí mismo, sino en cuanto que es imagen y obra de Dios. El mundo no es Dios, pero es como Dios ha querido que sea, y amando su creación se ama al Autor22. Nos parece interesante recordar que, para un hombre medieval, la na­ turaleza estaba ya desmitificada por la fe cristiana, pero que los elementos naturales tenían una fuerza distinta a la de nuestra visión del mundo. Para nosotros la naturaleza está ya dominada y, en algunas áreas, casi aniquilada. Los medievales dependían de ella en un grado mucho mayor y, en mayor medida que para nosotros, se les mostraba como algo hostil y misterioso. 3. E l HOMBRE ES NATURALEZA En la «Summa Halensis» el hombre fue tratado, en un primer momento que podríamos calificar de natural, como uno más entre los seres creados. 21. Cfr. lbid. : «Sed contra hoc potest obiici: Si animus mundi Deus est, eique animo mundus ut corpus est»... «quis non videat quanta impietas consequantur, ut quod calcaverit quisque, partem Dei calcet, et in omni animante occidendo, pars Dei trucidetur?»... «Solu- tio»:... «Sed nec virtus divina recte dicetur anima mundi»... «si ergo perfectio mundi non est anima, neque mundus erit animai». 22. Cfr. Tullio GREGORY, Anima mundi. La filosofia di Guglielmo di Conches e la scuola de Chartres , Firenze 1955 (en especial desde el capítulo 3); Marie-Dominique CHENU, La Philosophie au douzième siècle , Paris 1957. Más reciente el interesante estudio de Barbara F aes DE M ottoni , La dottrina dell'anima mundi nella prima metà del sec. XIII. Guglielmo d ’Alvemia, Summa Halensis, Alberto Magno, en Studi Medievali 22 (1982) 283-297.

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