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218 MAXIMILIANO FARTOS MARTINEZ mente la lógica elemental. En cambio, si la filosofía culminara (aquí a pesar de tantos óbitos queda tema para rato) dejaría de ser filosofía y aparecería otra cosa. En otro orden de cosas no deja de ser curioso que, salvando los mati ces, esa característica primera de la ciencia se presente también en el arte y aún en la conducta de aquellos héroes o santos en los que la ética como disciplina encuentra sus arquetipos morales. Si el científico desvela enlaces causales, el poeta revela parecidos insospechados entre las cosas. Cada me táfora, dice Ortega, es una ley de la naturaleza. Y el santo y el héroe explicitan energías increíbles. El arte es el terreno en el que si no hay sorpresa no hay arte. También estaba oculto el David de Miguel Angel en el mármol o la santidad heroica en M. Kolbe. De las tres cosas: ciencia, arte y moral, hay poco. Son bienes escasos4. Los tres; el sabio, el genio y el héroe o el santo, tienen que proceder como niños adultos. Así empiezan por desocultar su propia naturaleza, ocultada y aún sepultada por el trillado camino de los usos y los hábitos. Si no os hicierais como niños no entraréis en el reino de la verdad, de la belleza y la bondad, que estaban las tres en el reino platónico de los cielos. En los tres casos hay una facultad a medio camino entre la inteligencia y los sentidos, en la que se halla la clave para el ascenso. Es el primado de la imaginación (como facultad a medio cami no entre la sensibilidad y la inteligencia). Es la loca de la casa. Por eso se la persigue por doquier burocratizando la ciencia, comercializando el arte y catalogando como buena persona a la que se limita al escrupuloso cumpli miento de los reglamentos. D e H ume a K ant Mal podría Hume explicar por (y reducir a) impresiones, asociaciones regladas de imágenes y habituaciones , que generan creencias, las cualidades descritas de reveladoras de lo oculto, sorprendentes e infrecuentes propias de las demostraciones científicas. Por ello, con una coherencia que es de alabar, tras la pormenorizada crítica de nociones no perceptibles como causalidad, sustancialidad o la necesidad pretendidamente alcanzable en el proceso in ductivo, desemboca en el escepticismo al que estaba claramente abocado. 4. A la manera como sólo algunos conocimientos son verdaderamente científicos y sólo algunas acciones verdaderamente heroicas , así sólo algunas realizaciones son verdaderamente bellas. Muchas pinturas y poemas que pasan por interesantes artísticamente no lo son más que cualquier casa de cuatro pisos que por no caerse, quisiera ponerse al lado del Partenón o de la catedral de Burgos; o como si cualquier escrito de un abogado con ser correcto quisiera presumir de bello como un capítulo del Quijote.
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