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SOBRE LA CONCEPCION KANTIANO-POPPERIANA DE LA CIENCIA 227 3. Someterse claramente al riesgo de falsación, exhibiendo la forma en que podría ser refutada. Criterio de demarcación. 4. Darse cuenta de que si bien puede resultar eventualmente refutada, nunca podrá quedar apodícticamente verificada. Famosa asimetría entre verificabilidad y falsabilidad. 5. Consideración de la Verdad como una idea reguladora en el sentido kantiano. Comparación de las teorías por su mayor o menor verosi­ militud o semejanza de la verdad10. 6. Competencia «darwiniana» entre teorías como si de especies vivien­ tes se tratara. Ahora bien, aquellos pilares de la metodología popperiana: rechazo de la inducción, correr el riesgo de la falsación, y la asimetría entre verificabi­ lidad y falsabilidad, se encuentran explícitamente en los escritos de Kant. Para el rechazo de la inducción pueden espigarse multitud de textos de la Analítica trascendental. Como que toda ella puede leerse como el intento más serio para librarse del problema de la inducción planteado agudamen­ te por Hume. En este punto el reconocimiento de Popper es explícito y completo. En Conjeturas y Refutaciones escribe: «el primer filósofo que captó claramente el enigma de la ciencia natural fue Kant» y «comprendió más claramente que nadie, antes o después de él, cuan absurdo es suponer que la teoría de Newton puede ser derivable de observaciones» (ed. espa­ ñola, Buenos Aires, 1967, 215-216). Lo que le reprocha a Kant es que, si bien su teoría podría explicar el éxito de nuestras hipótesis, en cambio no podría explicar su fracaso11. Pienso que Kant se vería forzado quizá a decir algo del tenor siguiente: que todos llevamos dentro un Galileo o Newton «trascendentales», pero que nos cuesta ahondar en nosotros hasta encontrarlos, pues cuando logramos instalarnos en aquel punto de mira en el que están, entonces nuestras hipótesis no pueden fallar. La ciencia esta­ ría en el interior de nosotros mismos, y cuando llegamos a ese punto preci­ so de la interiorización trascendental, entonces la naturaleza obedece. Pla­ tonismo, obviamente, ya que se trataría de recordar el interior olvidado. 10. Dificultades parece que insalvables para aplicar la definición de verosimilitud de Popper a comparaciones entre teorías que entrambas son falsas (Miller, Tichy, Harris [1974] Niüuoto, etc.). Pero el éxito pragmático de las teorías altamente verosímiles puede explicarse bajo la hipótesis de que efectivamente están más próximas a la verdad. 11. Para Popper el quehacer científico consiste en idear y contrastar conjeturas que nosotros libremente formulamos con diversos grados de éxito. Sería fácil espigar en los escri­ tos de Einstein (por ejemplo, en La física, aventura del pensamiento ) apreciaciones coinciden­ tes con la doctrina popperiana, que trabajosamente se va imponiendo, y que a él le salían por connaturalidad. Nosotros nos hemos entretenido en hacer esa antología, que no incluimos aquí, para no alargar innecesariamente el presente trabajo.

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