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EL SACERDOCIO EN EL SINODO 1990 195 Evitar el clericalismo y la falsa educación al celibato Buen cuidado se puso en esto en la undécima sesión de este sínodo: para ello comiéncese por un discernimiento cuidadoso de los motivos que animan a los candidatos partiendo desde los seminarios menores y siguien­ do en el Mayor; el no al clericalismo se centraba en que pueden formarse personas, sacerdotes, lejanos del pueblo cuando el sacerdote debe ser todo lo contrarío: hombre de Dios pero hombre del pueblo20. No hay, no debe haber contraposición entre oración y apostolado (como si éste fuera lugar de desgaste de las energías acumuladas previa­ mente en la oración), sino que el apostolado es, ha de ser, considerado como fuente de energías y fuerzas espirituales. Para ello ha de cultivarse, poniendo en claro, la relación íntima entre sacerdocio bautismal y sacerdo­ cio ministerial, éste tiene como fin ayudar a vivir el bauismo en el pueblo de Dios21. Presbítero y presbiterio Aquel tiene su contexto teológico y pastoral en éste: cada presbítero no es un ser aislado, sino integrado en el presbiterio en comunión con el obispo, dijo Mons. Corecco, obispo de Lugano, catedrático de cánones hasta hace poco22. Seminarios menores Los obispos del Este, de Oriente Medio y de Asia, entre otros, se fijaron en el éxito de los seminarios menores quesegún ellos nosólo no deben desaparecer, sino que deben irincrementados,porque sonvivero de vocaciones y de hombres católicos bien formados23. ¿Ordenar de sacerdotes a hombres casados de solvencia? A favor de esta ordenación de hombres casados de solvencia moral «viri probad» intervinieron cuatro obispos el día 11 de octubre en el aula sinodal añadiendo que se trataría de hacerlo «en la medida de lo necesario» y sin menoscabo del aprecio y estima del carisma y ley del celibato24. 20. Sesión del 6 de octubre 1990: Vida Nueva, 1990, n. 1760, 26. 21. Ibid., 27, col. 2. 22. Ibid. 23. Día 11 de octubre {Ibid., 30, col. 2). 24. Ibid., 29, col. 2-3 y p. 30, col. 1.