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194 JOSE LUIS LARRABE necesaria (n. 9) y se pone en claro y en alto el don de oración y los ejerci­ cios espirituales14. Opción por los pobres por parte d el sacerdote (5 oct. 1990) 1. Nuevas voces se alzaron en el aula sinodal en este sentido como característica necesaria para los nuevos seminarios y los sacerdotes del futuro15. 2. Y que «se dé la posibilidad de formar para el sacerdocio a los indí­ genas y campesinos sin tener que recurrir necesariamente al seminario»16. Algo similar pidió el Obispo de Papua-Nueva Guinea: que «los candidatos al sacerdocio puedan vivir la vida normal de todos los hombres, que haya posibilidad de experimentar nuevos caminos para su formación y que la mujer tenga un papel en la formación del sacerdote»17. 3. Tres obispos se fijaron (en sus intervenciones de este día) en «los peligros que nacen de los candidatos que provienen de movimientos cató­ licos autónomos»: peligro, decían, de absorción por parte de estos movi­ mientos». ¿Solución? «La identidad del sacerdote está sobre estos aspectos parciales, es eclesial y al servicio de toda la Iglesia» 18. 4. Las virtudes del sacerdote: «Es necesario que se desarrollen las vir­ tudes cristianas de la alegría, la comprensión, la amabilidad, la bondad y la apertura al diálogo y la flexibilidad». Y se añadía la razón: «porque el sacerdote ante todo debe ser cristiano y hombre cabal. La tristeza, el aisla­ miento, la adustez, la intransigencia son signos de la inestabilidad psico­ lógica y de que la vida celibataria se vive como un peso. Los valores huma­ nos son el esplendor de la vida interior y de la verdadera experiencia de Dios» 19. 5. Tres aspectos fundamentales se inculcaron antes de terminar esta misma sesión: 1. la identidad sacramental del sacerdote; 2. la inculturación de la figura del sacerdote; y 3. la selección cuidadosa de las vocaciones sacerdotales. 14. A. SUQUÍA, Ibid., pp. 26-27 y en ABC (30.10.90) p. 64. 15. S. F. A rd an az y M. A lc a lá , en Vida Nueva 1990, n. 1760, 25. 16. Ibid. 17. Ibid. 18. Ibid. 19. Ibid.