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EL SACERDOCIO EN EL SINODO 1990 193 Aportaciones de los sinodales españoles 1. Sobre la formación permanente necesaria y adecuada para la nueva evangelización, intervino el Obispo de Cádiz, Mons. Dorado, destacando la necesidad de atender a las condiciones humanas en que viven nuestros sacerdotes, fomentar las actitudes espirituales comenzando por la confianza radical en Jesucristo; necesidad también de ofrecer una renovación intelec tual y teológica, integrando todos estos aspectos, fundamentales, con las actitudes y comportamientos pastorales. Esta integración vital es de todo punto necesaria, dijo10. 2. Formar sacerdotes no es otra cosa que formar el pastor a imagen de Cristo Pastor , dijo en su intervención José María Piñero, Rector del Colegio Español de Roma, añadiendo: en el programa del seminario la formación pastoral no es parte, es todo; y no se refiere sólo al «modus agendi» sino que constituye un verdadero «modus vivendi» integrándose ahí todos los demás aspectos del seminario ahora y de la vida sacerdotal después11. 3. Sobre la propuesta explícita de la vocación sacerdotal en los procesos de formación cristiana de los jóven es insistió el arzobispo de Barcelona Mons. Caries12. 4. En la unidad interior del proceso formativo coincidieron práctica mente todas las intervenciones de los sinodales españoles presentando un panorama esperanzador de las vocaciones y de la teología del sacerdocio, el arzobispo de Santiago de Compostela 13. 5. Los grandes santos resolvieron la crisis postridentina, no los teori zantes, dijo el Cardenal Suquía insistiendo en la identidad sacerdotal y su espiritualidad, nacida ésta de aquella; de ahí pasa (n. 3) a una nueva evan gelización, amando este mundo con el amor salvador de Jesucristo. El fundamento está en el sacramento del orden (n. 4) y en la experiencia de Cristo, configurando en su persona la «forma Christi» (n. 5). El sacerdote representa la capitalidad salvadora de Cristo sirviendo desde ahí a Dios y a los hombres (n. 6); desde ahí viene el amor a la Iglesia, su Cuerpo y su Esposa (cita OT 9). Defiende a renglón seguido que la vida comunitaria del seminario constituye la mediación más cualificada en la configuración de esta experiencia (n. 8); que la dirección espiritual adquiere relevancia 10. Ecclesia 1990, n. 2497, 22-23. 11. En Ecclesia 1990, n. 2498, 21-22. 12. Ibid., p. 23. 13. Ibid., p. 25.
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