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EL SACERDOCIO EN EL SINODO 1990 191 • Mo faltaron en el seno de esta asamblea quejas de que, dada la breve­ dad de tiempo, no se llega a una mayor profundidad en las proposiciones, acusan que, para que éstas alcancen los votos necesarios, se formulan en forma «descafeinada» para fácil aceptación de todos. Lo cual se presta a que salgan sin profundidad ni garra (a veces, digo yo, porque en otras ocasiones la han tenido: por ejemplo, al hablar de la justicia en el mundo o la fe necesaria para los sacramentos) (ibid.). ¿De qué se trata en este sínodo en concreto? • El Cardenal Moreira planteó las seis cuestiones que dan respuesta a esta pregunta: 1. quiénes son los que deben ser formados; 2. por qué deben serlo; 3. para qué deben ser formados; 4. qué es lo que hay que formar; 5. quiénes deben ser los formadores; 6. de qué medios podrán valerse. • La orientación básica se quiso que fuera existencial, en el sentido de que lo que propone es un modo de ser y existir sacerdotal hacia el que deben converger la formación humana, la espiritual, la cristiana y sacerdo­ tal del candidato. (Con esto) las pautas estaban dadas para comenzar el debate. ¿Ordenación de casados? • Muy pronto lo planteó Mons. Tepe, obispo franciscano en Brasil, pidiendo «proceder con prudencia y valentía a la reestructuración de los cuadros ministeriales... Ha llegado el momento histórico de pensar en una reestructuración del servicio pastoral... Debe estudiarse incluso seriamente, sin miedos al tabú, la necesidad y la posibilidad de ordenar como presiden­ tes de la eucaristía para las numerosas comunidades a los «viri probati» (varones probados) presentes y actuantes en ellas»5, dijo. Celibato sacerdotal Las intervenciones de esta semana al respecto fueron en el sentido de que «puesto que optamos por el mantenimiento de la actual disciplina vigente, es necesario que la formación de los candidatos al sacerdocio lo tenga muy en cuenta»: Hoy, dijo el Cardenal Bernardin, el celibato aparece como algo poco atractivo e inalcanzable. Hasta que no abordemos esta 5. Ibid.