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210 JOSE LUIS LARRABE cia profesional, fidelidad al Magisterio de la Iglesia, estabilidad en la propia vocación, capacidad de colaborar en equipo, preparación doctrinal en cien­ cias humanas, sobre todo en sicología y en la dinámica de grupos. ¡Todo eso! Aunque todo es poco. En cambio de los profesores de teología no se insiste más que en una cosa, necesaria sin duda pero aquí también vale el aforismo: «requiritur sed non sufficit»: que participan de la misión de enseñar del obispo; de ahí la fidelidad al Magisterio de la Iglesia y confianza con su obispo53. La formación permanente La razón que se da es obvia: porque los tiempos cambian rápidamente y para no caer en la rutina. Hay, a mi entender, otros muchos motivos, sustan­ ciales y sustanciosos, pero vale así. No todos estarán de acuerdo en los me­ dios que se señalan y se sugieren: las asociaciones sacerdotales; buena prueba de ello es lo que se advierte a continuación aquí y allá sinodalmente, a saber: con tal de que mantengan la comunión con todos. A mi modo de ver, habría que insistir más en los motivos que nos unen a unos y otros: cristológicos (actúan todos en nombre de Cristo Cabeza: P02); eclesiológicos: la Iglesia es ese árbol añoso pero fecundo, lleno de vitalidad en el Espíritu: el subrayado es la Iglesia antes que tal o cual movimiento; la Iglesia local con el obispo a la cabeza y todos a una tirando de ese carro de la pastoral diocesana para que ese carro no vaya por esos pedregales... Es importante y urgente este proble­ ma a nivel de diócesis y de seminario. Hay que salvar el único presbiterio diocesano ante todo y sobre todo; y para promover la vida y acción del presbiterio, discernir las actitudes de unos y otros: de todos. A los que hemos estado en años de misioneros nos ha de parecer evi­ dente la necesidad de inculturación: ocurre aquí, en la evangelización, lo que en los sacramentos: la adaptación es necesaria «salva semper illorum substantia»: y lo que hay que salvar es la identidad y la universalidad de los elementos de salvación que vienen de Jesucristo. Práctica unanimidad A sí es a juzgar por la intervención de Mons. Schotte, sobre todo en los puntos claves de la identidad y misión, celibato, valor de los seimarios, espiritualidad (entre otros). 53. Santiago FERNÁNDEZ A r d a n a z , o. c.} 26, col. 1. Cfr. Jan SCHOTTE, ¿Por qué un sínodo sobre la formación de los sacerdotes en circunstancias actuales?, en Ecclesia (Univ. de Mayab) IV (1990) 333; Jean G a l o t , La formación sacerdotal según el Vaticano II, i b i d 351-367.

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