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202 JOSE LUIS LARRABE Esperanzas sacerdotales en Africa No estoy de acuerdo con el juicio severo y negativo sobre «la vieja Europa que muestra su rostro cansado con el desencanto ya latente de la llamada posmodernidad que afecta también a la vida interna de la Igle­ sia »41. Esta «vieja Europa» no está muerta ni mortecina, y de vez en cuan­ do da señales de vida sorprendentes como recientemente en el Este, o en la solidaridad económica y misionera de Occidente. Sí en cambio estoy de acuerdo en que «la vida de la Iglesia se está deslizando cada vez más hacia el Sur»: algo de esto se ha manifestado en el reciente sínodo y concretamente en este tema específico de la formación y despliegue de las vocaciones sacerdotales: Ahora bien: ¿cuáles han sido los temas más tocados y las insistencias de los obispos africanos en él? 1. La necesidad de una comunicación recíproca que dé una fuerza efecti­ va a la universalidad de todas las Iglesias locales: comunicación de bienes de toda índola: de vocaciones y de medios materiales, etc. 2. La necesidad de que también allí se forme a los futuros sacerdotes para el apostolado del diálogo inter-religioso: formación del sacerdote como persona de diálogo. 3. La necesidad de la inculturación de la f e que el sacerdote, principal­ mente el nativo, ha de llevar en el corazón y en el alma: en su mentalidad y en su praxis. Necesidad que nace también de la solidaridad con el propio pueblo relacionándola con la universalidad de la Iglesia. 4. Que «el sacerdote está llamado a ponerse ante la fe como un conver­ tido a Jesucristo y a ponerse ante nuestro pueblo como un representante auténtico de nuestros valores culturales... Esto exige una conversión y una educación permanente» (Obispo de Kenge, Zaire). Resumiendo: converti­ dos al Evangelio, no pues convertidos en funcionarios religiosos, se dice ahí mismo. 5. «Hombre de su pueblo» «un discípulo de Jesucristo», «un pastor de todos» es la trilogía que una y otra vez, de muchas maneras, se ha dicho en ese contexto sinodal y eso refiriéndose también concretamente a Africa con tantos «problemas desestabilizadores, violaciones continuas de los derechos humanos, el crecimiento de una cultura de injusticia y deshuma­ nización que salpica a todos. «Los candidatos al sacerdocio (que hayan 41. Fidel G onzález F., en Vida Nueva 1990, n. 1761, 30-35. Cfr. L ’Osserv. Romano, ed. española, 21 oct. 1990, 11-23.

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