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200 JOSE LUIS LARRABE mutua, se dijo en el aula35. En este contexto, otro círculo destacó la nece­ sidad de integrar el sacerdocio en el misterio trinitario y acentuar su misión de servicio. Se pidió (cosa que nos parece de todo punto necesaria) una serie de criterios para integrar en la conciencia «colegial» a los procedentes de movimientos, grupos, asociaciones. Que en la formación de sacerdotes intervenga la entera comunidad, también los seglares, hombres y mujeres. No pocos obispos quieren un sínodo deliberativo, no sólo consultivo, siempre «cum Petro et sub Petro», claro está: un sínodo considerado como una forma simplificada de Concilio, que no es fácil convocarlo. Que «la vida celibataria tiene un significado profètico y anuncia el estado definitivo en la gloria». Más aportaciones y ulteriores frutos 1. Diciendo que es necesario comunicar una visión dinámica y compro­ metida del sacerdocio; el valor permanente del celibato como testimonio del Reino; la importancia de la formación en los seminarios; la unanimidad en el juicio según el cual la formación sacerdotal dura toda la vida. 2. Un directorio para la formación permanente; la formación de un equipo director a nivel de diócesis y la necesidad de que las asociaciones y movimientos adquieran una conciencia eclesial de comunión con el obispo y presbiterio, fueron señalados en el grupo hispano-lusitano B a través de Mons. Cabezas36. 3. Que la identidad se fragua en la identificación con Cristo, de donde nace la espiritualidad de misión, dijo el grupo lusitano A a través de Mons. Dorado, obispo de Cádiz ( ibid .). 4. Nos parece muy positiva también —y digna de una respuesta gene­ rosa— la petición de obispos del Este refiriéndose en concreto a la colabo­ ración de las Iglesias occidentales en la reconstrucción de seminarios (bi­ bliotecas, edificios, financiación, equipo formador, etc.» {ibid.). 5. Positiva nos parece asimismo la circunstancia —nueva— de que ha­ yan sido los círculos menores los que hayan redactado una lista de pro­ puestas para presentarlas en el aula; en sínodos anteriores, se nos dice, las propuestas las redactaba un Comité presidido por el Relator oficial; ahora 35. Ibid. 36. Ibid ., 40, col. 1.

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