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186 SATURNINO ARA evidenciar determinados comportamientos que llaman tanto la atención y se vienen arrastrando por años, no obstante estar todos de acuerdo en la necesidad de una actuación clara, limpia y ajustada a derecho común y particular. En realidad hemos querido destacar la existencia de una serie de servi­ cios a la iglesia particular, diocesana, y universal por parte de la vida reli­ giosa, que están recogidos en la expresión obras propias conformes con el patrimonio o carisma de cada instituto (can. 578) que interesa a todos salvaguardar. Cuando los religiosos aceptan el servicio parroquial, ponen de manifies­ to una disposición generosa de ayuda y ofrecen una respuesta de acuerdo con la nueva situación. Demuestran una capacidad no tanto de morir a ministerios del pasado —es aconsejable un «ars moriendi»—, sino de crear cara al futuro. Creatividad que, al centrarse en la aceptación de parroquias, acentúa el carácter clerical de los institutos, si bien, al mismo tiempo, dispone a una más abierta colaboración con el laicado, también consagra­ do. Se comprometen a enriquecer a la Iglesia particular y universal con la realización de un servicio, tal vez provisional frente a las obras propias, que sea expresión de la peculiaridad y originalidad, del patrimonio espiri­ tual o carisma propio que debe evidenciarse en todas y cada una de las tantas parroquias encomendadas a los diversos institutos religiosos. Saturnino A ra

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