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178 SATURNINO ARA Interesa tanto al obispo diocesano como al superior competente asegu rar el personal conveniente para la realización de la tarea o cura parroquial que debe ejercerse (can. 520, par. 2). Tratándose del párroco y coadjutores se sobreentiende que su dedica ción a la labor parroquial es plena. Cuando se ha previsto que haya otros religiosos con dedicación a la parroquia, ésta puede ser plena o parcial. Las consecuencias económicas que se siguen de estos presupuestos, las consideramos en el apartado punto 4. La parroquia religiosa, ubicada en templo propio de los religiosos, nor malmente se beneficia de las actividades apostólicas de cuantos religiosos ejercen su labor pastoral en la iglesia conventual. Estos suelen ser los religio sos que la autoridad competente —entiéndase también la continuidad en una situación creada— , destina al servicio de la casa e iglesia religiosa, además de las personas de párroco y coadjutores, presentados y convenidos. Aquellos religiosos dependen únicamente del superior y prestan los servicios de atención al público, como eucaristía, sacramente de la reconci liación, predicación, asistencia a grupos parroquiales y no parroquiales. Los acuerdos no los suelen tener en consideración. Pero, sin su presen cia y actividad de atención al confesonario y a los grupos, el párroco y coadjutores no se sienten tan libres ni tan seguros en su tarea de estricta cura parroquial. 3.2. Superior y párroco De cuanto venimos reflexionando se deduce que la parroquia, grupo de fieles encomendado al cuidado de un instituto o sociedad clerical, pue de estar servida por religiosos que se encuentran en diversas situaciones personales y distintas forma de agrupamiento o constitución de comunidad religiosa, cuestión que examinamos inmediatamente. La forma de agrupamiento más corriente o normal, en la que nos he mos movido en las líneas precedentes, es la del grupo que vive en comuni dad religiosa, a cuyo frente está un superior que tantas veces no es el párroco de la parroquia. La comunidad o fraternidad, los religiosos todos se esfuerzan por vivir la propia identidad. Así los unos desempeñan sus actividades específicas bajo la dirección del superior; los encargados de la cura parroquial, concre tamente, se responsabilizan de esa serie de actividades que coordina el párroco, de acuerdo con las directrices del Ordinario diocesano. Todos ejercen su tarea pastoral en armonía con la pastoral diocesana y en confor midad con el espíritu y estilo propio del instituto.
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