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LA PARROQUIA, ESTRUCTURA EVANGELIZADORA 173 jas» al pastor, hermano de la misma comunidad o fraternidad, especiali­ zado en oración, liturgia, cuestiones sociales, etc., en una palabra, capaz de atender con mayor competencia y responder a las necesidades de forma­ ción y profundización del cristiano de hoy. Se está abriendo camino, en muchos lugares, la idea y convencimiento de que los religiosos y religiosas están al servicio, no únicamente de la estructura parroquial, sino de la supraparroquial o «pastoral seria de con­ junto», esa que comienza por conocer y respetar y concluye, como es lógi­ co, por convocar a la planificación y actuación a los grupos carismáticos y expontáneos, las instituciones y, entre estas, los institutos religiosos con sus obras propias, secuela y exigencia del patrimonio espiritual o carisma. La Iglesia, jerarquía y fieles, tiene una visión nueva de la planificación o pastoral de conjunto. Teórica y también emocionalmente, fruto de una distinta formación eclesiológica. Los fieles, tanto los ordenados como los laicos, muchos de éstos muy generosos, manifiestan una disponibilidad por encima de toda planificación, aún económica. Algún día los religiosos lamentarán, tarde, que el abandono de sus obras propias por obras encarnadas e instaladas, según se dice, en respues­ ta a un compromiso y actuación pastoral directamente diocesano y parro­ quial, haya podido contribuir a que la misma jerarquía de las iglesias parti­ culares desconozca el derecho y garantía que asiste a los religiosos, sabia­ mente reconocido por la legislación canónica universal, el de las obras propias con carácter supraparroquial e incluso suprodiocesano, expresión de la riqueza de la misión y patrimonio espiritual de cada instituto. Y tam­ bién el que se haya acentuado una centralización, no tanto jerarquización, por no haber valorado y usado oportunamente los resortes que el Espíritu ha querido que estén recogidos en los cánones del vigente Código de Dere­ cho Canónico y demás disposiciones de la Iglesia, como garantía de ese respeto y estima a la misión y obras propias, patrimonio espiritual de los distintos institutos religiosos. 3. LOS CONVENIOS O CONTRATOS PARA LA ENCOMIENDA DE UNA PARROQUIA A LOS RELIGIOSOS Desde que se comenzó a encomendar a los religiosos y, en nuestro caso, a los capuchinos, el servicio de las parroquias, de un modo más generalizado, se ha venido sintiendo la necesidad de contar con un texto o esquema de convención o contrato en el que guiarse y apoyarse, a la hora de la aceptación de las nuevas parroquias. La Orden, con la excusa

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