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172 SATURNINO ARA Recordamos que los capuchinos se han destacado por sus actuaciones en favor de la justicia social, obras de asistencia caritativa, organizaciones en servicio de los pobres... y, últimamente, limitándonos a España, por los centros docentes, levantados en favor de las clases menos favorecidas40. Instituciones todas ellas con carácter suproparroquial e incluso supradioce- sano, donde los religiosos gastaban y consumían energías y recursos econó­ micos en respuesta a una mentalidad eclesial, sin ese complejo de quien se lamenta de ser explotado, porque se abre a la visión universal que no se contenta ni con la parroquia ni con la diócesis. 2.5. El apostolado supraparroquial Se podría hablar largamente del espacio supraparroquial atendido por los religiosos y, en muchos casos, por los capuchinos y por sus iglesias que acogen, animan y forman grupos de oración y profundización formativa, jóvenes y mayores, y tantas otras actividades especializadas que no todos pueden realizar. Nos reducimos a unas constataciones elementales. Se está en la verdad cuando se piensa que los sacerdotes seculares están de acuerdo y ven con buenos ojos esas actividades supraparroquia- les. Que no es un juicio personal y equivocado, lo ponen de manifiesto las líneas que trascribimos: «Una pastoral seria de conjunto —tan necesa­ ria hoy— no es viable sin esta apertura que amplía el campo de la acción evangelizadora. Tareas de evangelización de ciertos ambientes, el acerca­ miento de la fe a la cultura, a los profesionales, a los intelectuales, a los obreros, etc., serán proyectos sin salida si la parroquia escucha solamente sus campanas: los movimientos apostólicos de ambiente o sectoriales y la acción de los institutos de vida consagrada , lejos de ser amenazas o instancias competidoras de la parroquia, constituyen su necesaria com- plementación»41. En contraposición, se podría lamentar el que ciertos párrocos religio­ sos, incluso los de las iglesias conventuales donde radican las parroquias encomendadas al instituto, no son los más dispuestos a «entregar sus ove- 40. Tres secciones filiales en la provincia de Navarra-Cantabria-Aragón y colegios popu­ lares en las de Castilla y Valencia. 41. AA.W ., Congreso «Parroquia evangelizadora », 200, 55. El subrayado es nuestro. Transcribimos otra constatación: «También hemos percibido una creciente participación de los religiosos, especialmente las comunidades femeninas: con frecuencia viven su entrega dirigiéndose de forma preferente a los más pobres y necesitados. En algunos casos asumen la misma animación de la comunidad cuando los presbíteros no pueden estar presentes, sobre todo en el mundo rural más deprimido y en los barrios más pobres y marginados de la ciudad» (Ibid., 188, 12).

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