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166 SATURNINO ARA Tenemos la impresión que bastantes parroquias, servidas aquí en Espa­ ña por los capuchinos y también en otras naciones, responden a esta des­ cripción. Aparecen un poco tradicionales y no tanto evangelizadoras, en cuanto no están insertadas en movimientos de renovación. Hecho o situa­ ción que se explica, en parte, porque las mismas se han erigido, general­ mente, en lugares no sólo urbanos sino también rurales, y en contornos, donde vivían y viven grupos de creyentes, cuya principal preocupación es mantener su fidelidad a unas prácticas, aprendidas y transmitidas genera­ cionalmente, y salvar el alma, de acuerdo con el slogam machaconamente expuesto en la predicación cuaresmal, homilías y confesonario. Algunas de las parroquias servidas por los capuchinos están ubicadas en iglesias, bien conocidas por su carácter de templos, y a las veces, de santuario, donde se atiende al confesionario, se celebran eucaristías con liturgia renovada y se da una formación adecuada a los fieles adheridos a las obras propias. Exis­ ten también las parroquias de vanguardia. El capuchino, evangelizador u apóstol acostumbrado a asumir la diná­ mica de una población que pasa y se mueve, encuentra, en cuanto párroco dificultad para acomodarse a la estructura de la parroquia, habituado al movimiento apostólico que responde a su vocación de peregrinante. Y, por añadidura, el capuchino hombre, generalmente no complicado, que se ha visto obligado a renunciar a la creatividad de las propias obras, se encuentra sujeto a las estructuras parroquiales y no obstante sueña con esas acciones pastorales especializadas y supraparroquiales que debieran haber constituido el campo específico del apostolado del religioso renovado. 1. La labor parroquial y la vida fraterna en respeto al propio carisma «Un factor decisivo para la interrelación de las parroquias, lo constituye la potenciación de la fraternidad sacerdotal en el seno de los presbiterios diocesanos. Los sacerdotes se reúnen cada vez más a distintos niveles para orar juntos, programar y revisar la acción pastoral, potenciar su formación y acogerse en un clima de sincera amistad: Y esta creciente unidad de los pastores actúa como testimonio y estímulo para la relación mutua y la cooperación de las comunidades»32. No nos explicamos el modo y el porqué. Pero, con alguna frecuencia y como eco repetitivo se ha venido afirmando que la labor parroquial era opuesta a la vida fraterna. Recientemente hemos leído expresiones a este 32 . Ibid.} 187 .

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