PS_NyG_1992v039n001p0007_0093

CONTEMPLACION Y SEGUIMIENTO DE CRISTO POBRE Y CRUCIFICADO 15 los frutos y las flores son símbolos que estructuran todo el desarrollo del opúsculo. Todo se convierte en símbolo en la pasión y cruz de Cristo. Esta arquitectura simbólica supera el artificio retórico y se convierte en instrumento eficaz de convicción y de contemplación. «Si en la teología de santo Tomás se da una mirada filosófica que trata de reflejar lo más riguro­ samente posible el orden del mundo, en Buenaventura será hacer registros, clasificaciones, hacer ramitos de flo res con combinaciones siempre nuevas y dejando la última palabra a la admiración, al éxtasis (excessus ) » 15. Los elementos que componen este árbol se agrupan, fundamentalmen­ te, en dos categorías: los misterios y los frutos. Constituyen un armazón que el mismo Buenaventura reproduce al final del prólogo señalando sólo los títulos. Son 3 misterios, 12 frutos (4 en cada misterio) y 48 versos o meditaciones (4 en cada fruto). a) Los misterios En el primer número del prólogo Buenaventura nos ofrece ya una defi­ nición de esta categoría, invitándonos a meditar los misterios: «considera los trabajos y los dolores y el amor de Jesús crucificado». Definición que ilustra inmediatamente con una bonita imagen del Cantar de los cantares (1, 13): «manojito de mirra es mi amado para mí; morará en mis pechos». En estas frases iniciales podemos ver ya algunas ideas claves que van a dominar todo el desarrollo de la obra. Es en la cruz de Cristo donde se encuentran resumidos todos los misterios de la fe revelados en el mis­ terio de Cristo. La Cruz es misterio y camino desvelador del misterio. Cristo contemplado en sus misterios es la clave interpretativa de toda la Escritura16. Es en los misterios de la pasión donde Buenaventura se muestra más influenciado del cristocentrismo franciscano. Todo el Lignum vitae cantará con fervorosa simplicidad estos misterios de Cristo, resaltando, como fon­ do general, el misterio de la cruz: «los trabajos y los dolores y el amor de Jesús crucificado». Buenaventura expresa esta misma idea, de forma admirable, en otra de sus obras místicas: «En el lignum vitae de la pasión es donde brotan flores, bermejas por la sangre y encendidas como la rosa por la caridad. El alma debe volar, como oficiosa abeja, de flor en flor, y libar el néctar de todos 15. II. U. VON BALTHASAR, Buenaventura , en Gloria. Una estetica teologica , t. II, Madrid 1986, 253-342, 18. 16. Cfr. In Lc. 24, 33; Brev. prol.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz