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14 LUIS RODRIGUEZ CHILAN sia, a la naturaleza humana12. Todo el vocabulario está orientado a mover los afectos. Con invocaciones a Jesús y a María y exhortaciones al alma, da una nota patética a toda la obra. El elemento regulador, en general, es la ten­ sión espiritual que lo rodea para el que la expresión y el lenguaje afectivo juegan un papel determinante13. Este estilo elevado se usa para traducir en palabras una teología mística o una mística teológica. Se ve una exigencia de belleza como necesidad no en sí misma, sino trascendiéndose en mística y teología. Pero se trata, al mismo tiempo, de una prosa poética, llena de vida y espontaneidad, por­ que es la experiencia mística de san Francisco la que Buenaventura está traduciendo14. Mezcla la prosa con los versos. Así los textos son explica­ ción de los versos, los cuales le dan a toda la obra una entonación rítmica y cantable, cuyo sonido queda en la memoria para evocar imágenes y susci­ tar ideas. En este opúsculo tenemos al artista, al contemplativo y al maestro juntos, haciendo que el resultado sea un pequeño drama sagrado en tres actos de una vivacidad y eficacia pedagógica admirables. La naturaleza del Lignum vitae no es estrictamente dogmática, sino un desarrollo práctico del Itinerarium , pero menos filosófico y más espontá­ neo. Podemos decir que tiene cierto carácter biográfico ya que, paso a paso, nos revela la intimidad espiritual de Buenaventura. En esta obra, Buenaventura prolonga su meditación del Cristo místico del Itinerarium, «descendiendo», como san Francisco, a la contemplación del Jesús históri­ co, en los particulares concretos de su vida cogidos como ejemplos de virtudes morales. Cristo es el árbol de la vida en el que florecen la humil­ dad, la piedad, la paciencia y demás virtudes cristianas. 2. Categorías que estructuran la obra Buenaventura ha construido una estructura que hace de armazón para sostener y ordenar sintéticamente todo el contenido de la obra: «Y puesto que la imaginación favorece a la inteligencia, las pocas cosas en que va resumido el amplísimo argumento, las he ordenado y dispuesto en un árbol ideal» (prol. 2). El símbolo del árbol da un acento simbólico-místico a toda la obra: el árbol como símbolo de todo el libro; las hojas, las ramas, 12. Cfr. L.v. 44. 13. Los aspectos lingüísticos están estudiados e ilustrados con muchos ejemplos en P. A m ad ei, o . c . 14. Cfr. G. INTERSIMONE, L ’epopea francescana , Roma 1955, 91.

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