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70 LUIS RODRIGUEZ CHILAN tado con el realismo y la claridad del Nuevo Testamento y de la teología contemporánea262. Esta limitación se nota más en la resurrección de Jesús. Buenaventura no dedica a este tema el tiempo y la intensidad que dedica a los misterios de la pasión. Hace afirmaciones que aluden a su portada salvífica: «Nos ha querido redimir con su muerte y puede reconducirnos a la vida con su resurrección»263. Sin embargo, no desarrolla suficientemente esta idea264. De todas formas, y teniendo esto en cuenta, veamos el esfuerzo de Buena­ ventura para integrar cruz y resurrección en el Lignum vitae. El Lignum vitae se ve coronado con los misterios de la glorificación, lo cual indica que la teología cristocéntrica de Buenaventura no se ha parado en el momento de la pasión y muerte. Una vez llegado a la cruz, el camino de Cristo se convierte en camino de glorificación. La cruz que nos presenta Buenaventura es siempre fuente de vida. En el lignum vitae trata de armo­ nizar los dos aspectos inseparables del misterio pascual de Cristo: el lignum crucis y el lignum vitae . El Lignum vitae revela la íntima conexión entre la cruz y la resurrec­ ción, para obtener una visión integral del misterio pascual. Si bien Buena­ ventura no trata el tema de forma explícita, sí hablará del aspecto salvífico de la pasión y de la resurrección con neta distinción de atribución. En el tercer libro del Commentarius in Sententiarum dirá que la justificación «attribuitur tam passioni quam resurrectioni». Pasión y resurrección son para Buenaventura dos momentos del misterio de la salvación, el meritorio y el consumatorio o terminal265. Tanto la pasión como la resurrección se presentan al hombre como exemplum provocans et semplar regulans , o sea, como incentivo y norma de vida cristiana. La pasión es, para Buenaventura, un exemplum provocans porque nos mueve a amar a Dios. Un exemplum regulans en cuanto nos enseña a morir a nuestra vida de pecado. El mismo proceso se da en el caso de la resurrección, porque nos mueve a la justicia para adquirir la gloria y dirigirnos a vivir en la buena nueva de la vida. 262. Cfr. J. MOLTMANN, El Dios crucificado , Salamanca 1977, 13: «Hablar hoy de la teología de la cruz significa evitar unilateraüdades de la tradición, interpretando al Crucifica­ do a la luz y en el contexto de su resurrección». 263. Brev., 4, 10. 264. No parece que haya cogido adecuadamente el valor salvífico de la resurrección de Cristo como paso de Jesús del estado de kénosis al estado santificante de la doxa como hoy se afirma con claridad en base a los datos bíblicos; Cfr. F. X. DURRWELL, La résurrection de Jésus mystère du salut , Paris 1951. 265. Cfr. A . B lasü CCI, La Spiritualità in San Bonaventura , en S. Bonaventura 1274-1974 , t. IV, Grottaferrata (Roma) 1974, 567-606.

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