PS_NyG_1992v039n001p0007_0093

60 LUIS RODRIGUEZ CHILAN la muerte en cruz para descender al punto más profundo de la tierra y realizar allí nuestra salvación a través de la profundidad y la humildad de su amor. La redención, como obra del Verbo, no es un acto esencialmente dife­ rente de la creación y de la encarnación, porque ambas son manifestaciones de Dios en conformidad con las exigencias de la naturaleza divina; son acto de amor215. La encarnación es pura gracia y obliga al hombre a una gratuidad para con Dios. La redención es la ratio praecipua incarnationis , y en ella, el misterio del amor de Dios aparece en su soberanía total, más allá de la contingencia histórica del pecado de origen y de toda realidad creada. El pecado ha sido sólo una ocasión, no el motivo principal. La razón última que da sentido a la encarnación no es el pecado, sino el amor de Dios que, frente al pecado, es amor que se humilla y que quiere revelarse desde el corazón mismo del pecado216. La trascendencia de Dios se manifiesta en la misericordia, como capaz de abajarse hasta el pecado mismo y crear un orden superior en el nuevo Adán. La razón última de la encarnación es Dios mismo. Ante estas razo­ nes, Buenaventura mostró una cierta ambigüedad. Pero no cabe duda de que estamos en la línea de uno de los temas más claros de la ontología bonaventuriana: la metafísica del amor217. Es también el tema del bonutn diffusivum su i2ls. A. Gerken ha interpretado la teología de la redención en Buenaventura como una «Teología del amor que se humilla»219. La teología de la media­ ción del Verbo desborda los límites de la reparación del pecado original, dadas las categorías neotestamentarias y en concreto joánicas del pensa­ miento bonaventuriano. La teología de la redención, si bien conserva las huellas del Anselmo y de sus teorías de la satisfacción, evoluciona de forma distinta a ésta. Su propósito fundamental es salvaguardar la gratuidad del amor de Dios y esto en función de la misericordia divina como misterio de kénosis. Hay una ontología de la misericordia, como hay una ontología de la plenitud del amor que se colma dándose. La teología de la cruz es 215. Cfr. C. DEL ZOTTO, La teología dell’imagine in San Bonaventura, Vicenza 1977, 250: «La cruz no es simplemente un medio de redención y de salvación, sino la estructura que sostiene y une todo el universo. Es la expresión del amor de Dios que en el Hijo, su imagen, sostiene las cosas». 216. Cfr. III Sent., d. 1, a. 2, q. 2. 217. Cfr. Hex. 6, 25. 218. C fr. F. C h a v e r o B la n c o , o . c., 515-575. 219. A. G e rk e n , o . c., 357-378.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz