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CONTEMPLACION Y SEGUIMIENTO DE CRISTO POBRE Y CRUCIFICADO 57 El hombre jamás es puro espectador, sino actor y participante comprome­ tido. A través de su capacidad cognoscitiva y volitiva, la existencia humana se transforma en un itinerarium mentís in Deum. En la mismidad de la persona anida un íntimo y renovado anhelo que le urge a trascenderse a sí misma. Buenaventura dice que es la proximidad de Dios, porque el Crea­ dor se ha escondido en nuestro s e r198. Para el hombre hambriento de divinidad, Jesucristo representa a la vez el prototipo y el camino de la unidad apetecida. Por Cristo, Dios humana­ do, encontrará el hombre el camino. En Cristo se apagan todos los deseos humanos199. El último número del Lignum vitae se titula «Jesús, fin de todos los deseos». Buenaventura, fiel intérprete del dinamismo espiritual de san Francis­ co, ha articulado todo su pensamiento en tensión de futuro y en perspecti­ va de esperanza. El hombre bonaventuriano es un peregrino del Absoluto, que es Dios, hacia el que se dirige como causa eficiente, ejemplar y final, es decir, como principio, modelo y meta. Todo el movimiento bonaventu­ riano es un traspasar y un trascender200. Jesús Crucificado es el tránsito y la pascua, porque es el que enciende el fuego del afecto con el fervor de su ardientísima pasión201. La contem­ plación del Cristo crucificado desde la fe, la esperanza, caridad, devoción, admiración, alabanza y alegría es el verdadero lugar de encuentro con el Dios de la misericordia. Urge ponerse sobre el camino del Maestro: «es necesario para nosotros caminar poniendo nuestro pasos sobre las huellas de Cristo: debemos conocer sus huellas202. El amor del hombre reblandece la cera del corazón, el amor autoexpresivo del Dios crucificado imprime el sello: «desea intensamente ser conformado por Dios mediante el segui­ miento expreso de Cristo crucificado» 203. 198. III Sent. d. 29, dub. 4. 199. Cfr. J. A. MERINO, Desesperanza y esperanza. Lectura franciscana para nuestro tiem­ po , en Bonaventuriana. Miscellanea in onore di ]. G. Bougerol a cura di F. de Asis Chavero Blanco, t. II, 681-693. 200. Cfr. Itin. 6, 1. 201. Cfr. Itin. 7, 6; En el prólogo del mismo Itinerarium declara claramente el camino del hombre a Dios. Se trata de un camino en ascensión del que es óptimo testigo san Francis­ co, que con su conformación en el Crucificado indica la vía, el medio y la meta: Jesucristo en cuanto crucificado. 202. Red. 23. 203. Regim. 7; Cfr. H. U. VON BALTHASAR, Buenaventura , en Gloria. Una estética teoló­ gica , t. II, Madrid 1986, 266: «La imagen central para Buenaventura es la del Cristo crucifica­ do antesan Francisco estigmatizado y por lo tanto todas las irradiaciones divinasse concen­ tran en la imagen de la cruz como los rayos de unalecte cóncava».

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