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CONTEMPLACION Y SEGUIMIENTO DE CRISTO POBRE Y CRUCIFICADO 55 Dios, por amor al hombre, se encarnó para encontrar la oveja perdida y cargarla sobre los hombros (su cuerpo, su humanidad) y esto le llevó a caminar hacia la cruz y dar la vida por sus ovejas. El hombre, por amor a Cristo, deberá seguir las huellas del Pastor y transformarse en é l188. En el Verbum crucifixum la persona humana puede redescubrir la meta de su existencia, en una experiencia personal de vida que acaba siendo crucificada. La cruz no sólo nos proporciona una interpretación teológica, sino también una experiencia antropológica. El que coge la cruz y sigue a Jesús se convierte en un nuevo hombre, como san Francisco. Estamos llamados a caminar como Cristo hacia la cruz. El Verbo eterno adopta en el hombre Cristo la situación existencial del indigente, entregado a un juez humano injusto, ultrajado, sin protección, abandonado, como muestran sus palabras en la cruz. Buenaventura ve en las palabras «tengo sed», el deseo ardiente de un amor de parte de los hombres189. Esta llamada es la que exige nuestra respuesta, que no es otra que el recorrer con él el camino del abandono en la humildad y la pobreza en que se expresa el amor. Encarnación y cruz como condescensio del Verbo a la humanidad, son la escala que conduce al hombre peregrino hacia la patria. La humanidad de Cristo puede ser entendida como el sacramento del encuentro con Dios, ya que en su doble naturaleza es la escala tendida entre el cielo y la tie­ rra 190. La teología de la cruz crea un lógica para interpretar al hombre y a la historia. En la cruz se ilumina el futuro del hombre y de la historia y se abren los caminos de la esperanza cristiana191. La antropología bonaventuriana parte de la efectiva destinación del hombre a la bienaventuranza, apetecida naturalmente por éste. El hombre es paradójicamente capaz de Dios, de una comunión con él y, al mismo tiempo, incapaz de realizarla por sus propias fuerzas192. El término capax centrado en la imitación y seguimiento de la pasión de Cristo: Sermo II Dom. II Pasch. IX, 296-300. 188. Cfr. Sermo II en Nativitate Domini , IX, 107: «no tener que actuar más que como actuó Cristo; ni tener que vivir que como vivió Cristo; ni tener que sufrir que como sufrió Cristo; ni tener que pasar que como pasó Cristo». 189. Cfr. V. M. 11. 190. Cfr. Sermo 4 in Ascensione Domini. 191. Cfr. Don.col. 1, 5. En este sentido lateología deBuenaventura se aproxima a las modernas teologías de la esperanza, en cuantoque en el misterio pascual considerainiciado el futuro del hombre y de la historia. 192. Cfr. F. CHAVERO B lan co , El hombre y su dimensión de futuro. Para una relectura bonaventuriana , en Bonaventuriana. Miscellanea in onore di J. G. Bougerol a cura di F. de Asis Chavero Blanco, t. II, 223-246.

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