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50 LUIS RODRIGUEZ CHILAN a ser hombres auténticos: «En todo esto estamos invitados a amarlo, y amándolo a imitarlo»161. Cristo sufriente es, para Buenaventura, el modelo a imitar. El deseo de la conformidad surge cuando el alma está poseída de la contemplación de los sufrimientos de Cristo. Buenaventura usa dos tér minos para expresar los estados de ánimo que siguen a esta contemplación del Crucificado en medio a los dolores: compuctio y compassio. El primer se funda en la humildad de pensamiento162y el segundo en la participación de los sufrimientos de Cristo163. Imitable es Cristo en toda su vida, pero lo es, sobre todo, en cuanto se nos ofrece como varón de dolores en el patíbulo de la cruz. Ahí, en esa cátedra, se expresa mejor que en otros misterios para ser entendido de todos los mortales. No sólo incita, sino también enseña a subir a la cima de las virtudes. Para ser cristiformes, hemos de ser cruciformes. Nuestra configuración con Cristo se mide, sobre todo, con nuestra configuración con Cristo crucificado164. Buenaventura dedica el capítulo 4 del Apología Pauperum al tema del martirio. Incluye el deseo del martirio como un elemento del camino hacia la cruz y la participación de los sufrimientos y pasión de Cristo. Se trata del tema paulino de morir al mundo y a la carne para vivir con Cristo. Se alcanza así el mayor grado de caridad, que realizó Cristo al dar la vida por los hermanos. A través de la imitación y el seguimiento de sus huellas, el discípulo se transforma compartiendo sus sufrimientos hasta ser inflamado con la caridad que conduce de la muerte a la vida165. Las bases cristológi- cas de este amor se revelan en la cruz, en la cual Cristo muere por amor a sus amigos, invitándolos a seguir su ejemplo, aspirando al sublime deseo del martirio. • E l Christus deformis El discurso del Christus deformis , iniciado por Agustín, es ampliado por Buenaventura. En el Lignum vitae aparece unido al tema de los sufri mientos de la pasión: «Entonces el más hermoso de los hijos de los hom bres, nublados los ojos y las mejillas cárdenas, pareció el más deforme de los hombres» (29). 161. Brev. 4, 92. 162. Cfr. L.V. 2 1 y 29. 163. L. V. 22; 18; 32. Cfr. P. Am adei, II Lignum Vitae di S. Bonaventura. Natura e lingua , tesis mecanografiada, facultad de magisterio, Roma 1966. 164. Cfr. B. APERRIBAY, Cristología mística de S. Buenaventura , en la introducción a las obras de la B.A.C. t. II, Madrid 1946, 3-93. 165. Cfr. E. R. D an iel , The Desire for Martyrdom. A Leivmotiv o f St. Bonaventure , en Franciscan Studies 32 (1972) 74-87.
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