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CONTEMPLACION Y SEGUIMIENTO DE CRISTO POBRE Y CRUCIFICADO 49 Junto a este motivo principal encontramos otros íntimamente unidos a éste. Buenaventura nos presenta los sufrimientos de Cristo y toda su vida como prefiguración y camino hacia la cruz: «Toda la vida de Cristo fue... martirio»154. «Desde el primer día de su nacimiento al último de la muerte estuvo siempre en medio a penas y dolores»155. «Entregó su alma a la muerte, y a una muerte de cruz: una muerte no pasajera y fugaz, sino continua desde el nacimiento hasta la muerte desgarradora»156. «Al octavo día es circuncidado el Niño y llamado Jesús, dándose prisa a derramar el precio de su sangre , para mostrar que es tu verdadero Salvador»157. Nos movemos en una teología afectiva va que concentra su atención en la realidad del Crucificado y especialmente en el significado de sus sufri­ mientos para la persona humana. Así la cruz se convierte en una oportuni­ dad que debe ser aceptada o rechazada categóricamente. De ahí que para entrar en la profundidad del misterio de Cristo haya que asumir una acti­ tud de compasión, compartiendo los sufrimientos de Cristo158. Así nos unimos a cristo contemplando sus sufrimientos, por compassionis affectum , reflexionando sobre las causas de los mismos y deseamos compartirlos abrazando su cruz159: «Cuantos agradaron a Dios pasaron por muchas tribulaciones, y así pasarán, hasta el día del juicio, todos los miembros elegidos de Cristo» (40). Jesús, «hermano del género humano»160, no fue hombre auténtico por generación espontánea o a bajo precio, sino a través de padecimientos. Su vida se ha hecho a base de cruz y de dolor. Por eso, nos puede enseñar recibiendo en su alma todo el golpe de sus aguas», «como un leproso», «devorado, pisoteado y bañado en su sangre». 153. Cfr. J. MOLTMANN, o . c ., Salamanca 1977, 3: «Quien llega al amor y a través del amor al sufrimiento, entra también en la historia de Dios, que es historia de amor». 154. V. M.} 5, 2. 155. Perf 6, 8. 156. V. M. 17. 157. Esta idea está siendo acentuada hoy por muchos exegetas y teólogos: Cfr. B. FORTE, Gesú di Nazaret, storia di Dio, Dio dell storia. Saggio di una teología come sloria, Roma 1981, 262: «La vida de Jesús está toda orientada a la cruz... no se entiende la vida de Jesús sin la cruz, como tampoco se entiende la cruz sin el camino hacia ella». 158. Cfr. J. A lfar O, Revelación cristiana, Fe y Teología , Salamanca 1985, 96: «La interio­ ridad de la fe alcanza una profundidad privilegiada en la experiencia del sufrimiento vivido en la soledad personal con Cristo..., sin buscar otro apoyo que la Palabra de Dios en el misterio de la muerte de su Hijo. Solamente por esta experiencia de la fe en el sufrimiento se llega a la comprensión existencial del misterio de la cruz; quien no sabe sufrir a solas con Cristo y como Cristo (en la entrega de sí mismo a Dios para los otros) no conoce qué significa creer en Cristo. El sufrimiento vivido en comunión con Cristo comporta la experiencia de la potencia de la gracia de Cristo». 159. Cfr. T.V., 3, 3; Hex. 2, 32. 160. In Le. com. 22, 66. 4

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