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48 LUIS RODRIGUEZ CHILAN aparece en sus escritos teológicos. Hablando de la pasión recupera la plena autenticidad de la vida histórica de Cristo. En el Lignum vitae , Cristo no es ya un privilegiado, sino que se encuentra en el centro del drama huma­ no, y al fondo de nuestro dolor147: «Cristo sufrió en cada parte de su cuerpo y en cada potencia de su alma, además de en la parte superior de su razón. En uno y en el otro aspecto sus dolores fueron intensísimos»148. Sufre en todo los miembros de su cuerpo místico: «muere con los niños inocentes muertos por su causa, como degollado en cada uno de ellos» (8). Entiende este sufrimiento espiritual como compasión por nuestros pe­ cados. Es un sufrimiento mayor que el que le proporcionan los tormentos de la pasión, porque refleja la ingratitud de la humanidad149. En Cristo es mayor el dolor de compasión que el de pasión. La fuerza que mueve la compasión de Cristo es su profundo y cordial amor por cada persona humana necesitada de ser rescatada de la esclavitud del pecado 15°. Su dolor era incomparable porque tenía una constitución delicadísima y una inocen­ cia perfecta151. Cuanto más se siente, más se ama, y más se sufre. La razón por la que son los sufrimientos de Cristo lo que más se propo­ ne a la meditación en el Lignum vitae 152 es la de subrayar que la pasión es la gran prueba del amor153. Es la gran tesis franciscana que Buenaventura quiere defender: «Viendo en espíritu desbandadas y desoladas sus ovejuelas —las ovejuelas que el piadoso Pastor abrazaba con tierno afecto—, fue tan horrible en la naturaleza sensible de Cristo la aprehensión de la muerte, que vino a decir: Padre, si es posible, pase de mí este cáliz. Pero cuán grande fuese la ansiedad, que por diversas causas embistió el espíritu del Redentor, lo testifican las gotas del sudor de sangre, que de todo su cuerpo corrían hasta el suelo» (18). 147. Cfr. L. ClGNELLl, II Cristo de S. Bonaventura, en Bonaventuriana. Saggi in ocassione del VII centenario della morte di san Bonaventura , Gerusalemme 1974, 5-68. 148. Brev. 4, 9, 5ss. 149. Se podrían poner muchos ejemplos para confirmar la actualidad de esta reflexión de Buenaventura. Cfr. J. L afrance , Cuando oréis decid: Padre..., Madrid 1989: «Dios es el mendigo de amor que llama a la puerta de tu corazón. Por eso Jesús va a intentar tocar tu corazón y herirlo. El mayor sufrimiento de Cristo no es el de los dolores físicos de la pasión sino la resistencia del hombre a creer en el amor del Padre. Es el sentido de las palabras de Cristo a Santa Catalina de Siena: no han sido los clavos los que me han sujetado a la cruz. Ha sido el amor»; Cfr. J. MOLTMANN, El Dios de Jesucristo , Salamanca 1977, 172-182, 231-327. 150. Cfr. III Sent. d. 16, q. 3, resp. Esta teología es comentada por H. U. VON BALTHA- SAR, El Misterio Pascual , en Mysterium Salutis, Vol. III, t. II, Madrid 1971, 143-335: «Buena­ ventura trae una explicación más profunda... introduce una distinción entre padecer y compa­ decer, pero que hay que entender rectamente como un padecer-con». 151. Cfr. Perf 6, 5. 152. Desde los números 24 al 31 describe con muchos detalles todo el martirio de la pasión de Jesús: «hecho todo una llaga su cuerpo», «sumergido en el mar de la pasión,

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