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46 LUIS RODRIGUEZ CHILAN a) Hacia la cruz El camino hacia la cruz como categoría central del esquema teológico y estructural del Lignum vitae se concretiza en los misterios del origen: encarnación, vida oculta y vida pública de Jesús hasta los acontecimientos de la pasión. En estas meditaciones Buenaventura insiste en la pobreza y humildad del nacimiento de Dios; la «humidal de la convivencia», como llama al segundo fruto; y los sufrimientos que Jesús tendrá que soportar como anticipo y prefiguración de su martirio en la cruz. • Camino de sufrimientos Buenaventura defiende fuertemente la realidad de los sufrimientos de Cristo durante la pasión: «se debe afirmar que cristo sufrió realmente» 142. Pero lo más original de su teología es la insistencia en afirmar que Cristo no sólo sufre físicamente, sino también espiritualmente. Subraya el signifi­ cado de los sufrimientos espirituales del alma como parte importante del sufrimiento humano143. Balthasar dice que hay que lamentar que la teología escolástica haya meditado con tan poco sentido sobre la cruz y se haya perdido en las inútiles cuestiones si y cómo Cristo ha permanecido, siendo hombre, durante su muerte. Y señala que «una excepción la podemos encontrar de algún modo en Buenaventura, que aunque sigue las categorías de su tiem­ po, ha reflexionado mucho sobre el significado profundo de la cruz, no sólo en la experiencia humana de Cristo, sino también en su profunda relación con el Padre» 144. Buenaventura, en su tiempo, no podía sacar las consecuencias que se derivan de un sufrimiento real de Jesucristo, pero se puede constatar una 142. III Sent. d. 16, a. 1, q. 1. 143. «Para confirmar nuestra fe en tu humanidad, para robustecer nuestra esperanza en las horas amargas del sufrimiento, para encendernos más y más en tu amor, mostraste la natural flaqueza de la carne con signos evidentes, dándonos a entender que verdaderamente llevaste nuestros dolores y que no sin dolor, vivo y real, bebiste el cáliz amargo de la pasión» (18). 144. H. U. VON B a l t h a s a r , o . c .} 143-335. Y del mismo autor: El crucificado ¿es biena­ venturado?, en Communio 9 (1987) 100-102: «Toda teología que admite que Cristo en la cruz no ha sufrido más que en la parte inferior de su alma, mientras que la parte superior de su espíritu permanecía en la visión celeste bienaventurada, devalúa el drama de la redención; no se da cuenta de que es el Hijo todo entero quien asume la situación del mundo pecador separado de Dios, lo anega con su obediencia absoluta y por ahí le sustrae su fuerza. La muerte de Jesús constituye una posibilidad del amor más vivo de Dios».

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