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CONTEMPLACION Y SEGUIMIENTO DE CRISTO POBRE Y CRUCIFICADO 33 El opúsculo del Lignum vitae es uno de los ejemplos más ricos del lenguaje afectivo usado por Buenaventura para expresar mejor su teología. Sobre todo, cuando su teología viene sintetizada en Cristo, «en quien se realiza la unión del amor sumo y del recíproco abrazo de las dos naturale­ zas, unión en que Dios nos besa y nosotros besamos a Dios»90. A este abrazo se llega abrazando la cruz y las virtudes o actitudes que abrazó primero Cristo por nosotros, trazando así, con su camino, el camino a recorrer por sus discípulos. Ya san Francisco entendió la pobreza en térmi­ nos nupciales, y Buenaventura verá la pobreza consumada en la cruz91, y la cruz como «tu día de bodas»92. Con este lenguaje, Buenaventura toca el corazón del hombre mostrán­ dole sus aspiraciones hacia el infinito y el hombre así herido se deja llevar hacia su meta que es Dios93. Es un lenguaje que expresa la participación afectiva del cristiano con Cristo y de Cristo con el cristiano: «Abraza , alma mía, este divino pesebre, toca con los labios los piececitos del Niño y bésaselos» (4). Con textos de la Escritura intenta involucrar al lector en los aconteci­ mientos de la vida de Cristo, como testigo y partícipe de los mismos. Pre­ tende con ello producir en el cristiano un apasionado deseo de comprome­ terse con la vida de Cristo: «Toma al infante en tus brazos y di con la esposa: preso te tengo y no te soltaré. Salta de placer y canta con el santísi­ mo anciano: ahora, Señor, despides a tu siervo en paz según tu palabra» (7). Buenaventura en breves capítulos dibuja, una detrás de otra, las esce­ nas de la vida de Cristo y termina cada una de ellas con una invitación a pasar de espectador a actor: a besar los pies del Niño Jesús, a adorarlo con los Magos, a recibirlo en brazos como Simeón, a acompañarlo en la huida a Egipto, en el bautismo del Jordán, en la soledad del desierto; a invocarlo con el leproso, con el centurión, con la cananea, con Marta y María; a contemplarlo sobre el Tabor, a postrarse a sus pies como la pecadora, a aclamarlo con la multitud en Jerusalén; pero, sobre todo, a seguirlo en la Pasión, llorando con Pedro, compadeciéndolo, sufriendo con él; con él y con la Madre, atravesado en el alma y en el corazón; y colgando con él de la Cruz. Buenaventura echa mano, con mucha frecuencia, de citas del Cantar de los cantares , y del lenguaje nupcial: «no ceses con la amada de buscar al 90. In Le. com ., 15, 34. 91. V. M., 2, 3: «pobre en elnacimiento, más pobre en vida, pobrísimo en la cruz». 92. V. M., 5, 4. 93. Cfr. I. MANCINI, Attualità di S. Bonaventura , en Bonaventuriana.Saggi in occasione del VII centenario della morte di san Bonaventura , Gerusalemme 1974, 69-103. 3

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