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28 LUIS RODRIGUEZ CHILAN cado: amor, obediencia, pobreza, humildad. Sólo en Cristo sabemos qué somos y podemos, en consecuencia, llegar a lo que debemos ser. Toda la vida de Cristo culmina sobre la cruz y en ella se sintetiza, como lo demuestra claramente la representación gráfica. No es una casua­ lidad que Buenaventura comience su opúsculo con la cita paulina de Gal 2, 19-20: «Estoy crucificado con Cristo; y no vivo yo, sino que es Cristo el que vive en mí». Buenaventura sólo cita el primer versículo, pero del tras­ fondo de la obra se ve claramente que tiene siempre en la mente los dos, porque como en san Pablo, no se pueden separar. Ese aspecto martirial del primer versículo es sólo posible gracias al segundo. Estar crucificado con Cristo y participar en su destino de cruz es sólo posible, si la gracia del Crucificado nos precede y nos configura a él. Muy actual es su consideración de la gracia de forma personal y diná­ mica (no como una cosa estática y ontologica como pensó después la esco­ lástica), como una relación personal entre Dios y el hombre en Cristo64. El itinerarium que nos propone Buenaventura en el Lignum vitae no es una mera imitación externa (aunque tenga aspectos éticos o morales), sino que se basa en una identificación personal y existencial por la cual Cristo vive espiritualmente en el cristiano65. La presencia e inhabitación de Cristo es el fundamento de la vida de gracia o deiforme, que es la misma vida de la Cabeza participada a los miembros66. S egunda aproxim ación El primer recorrido que hemos hecho por la estructura de la obra hemos individuado las dos categorías de las que Buenaventura se sirve para organizar y exponer su rico contenido teológico y místico. En ese primer acercamiento sólo hemos querido definir y analizar el papel que dichas categorías juegan en el Lignum vitae y en toda la teología bonaven- 64. Cfr. T. LARRAÑAGA, Intorno al Cristocentrismo mistico di San Bonaventura , en Incon­ tri Bonaventuriani 6 (1970) 130-157. 65. Cfr. B r e v 5, 1. 3. 66. Un ejemplo de esta propuesta bonaventuriana en lenguaje moderno lo encontramos en J. A. E strad a , Imitación de Jesucristo , en Diccionario teológico de la vida consagrada , dirigido por A. Aparicio y J. Canals, Madrid 1989, 850-865: «Se trata de una conexión entre la encarnación del Verbo y la inhabitación del Espíritu que nos asemeja a Cristo y nos lleva a tomarlo como modelo. Cristo es el modelo y la meta, el testimonio histórico de lo que es ser hombre desde el plan de Dios y el que llama a un proyecto de vida dando la fuerza para ello. Se puede así hablar de una conformidad con Cristo, que opera el Espíritu, y de una imitación existencial en el proceso de crecimiento cristiano. Es el contexto de la mística paulina de la identificación (el Cristo que vive en el cristiano)».

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