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CONTEMPLACION Y SEGUIMIENTO DE CRISTO POBRE Y CRUCIFICADO 25 sentimiento y toda prudencia de la carne la sagrada cruz de Cristo, por la cual se nutre la caridad del Espíritu Santo en los devotos corazones, y se difunde la septiforme gracia, como se pide en las dos supremas y últimas estrofas: Nútrenos con estos frutos, Ilustra nuestros pensamientos, Por los rectos caminos guíanos...». Con estas palabras Buenaventura ya nos está diciendo cuál debe ser el primer fruto que nos debe nutrir, esto es, la actitud o virtud con la que nos tenemos que acercar a contemplar los misterios y andar su camino. Esta es la pobreza del teólogo franciscano. Buenaventura lo sabe y lo vive, porque se considera como un teólogo «de rodillas». En el prólogo del Breviloquium , al comentar el texto de Ef. 3, 14-19, dirá que «para conse­ guir este fruto y llegar al conocimiento total y al amor extático de la Trini­ dad» hay que «doblar las rodillas de nuestro corazón» y estar más confiado en la luz del Espíritu que en los discursos del hombre, más dispuesto a orar y a contemplar la palabra de Dios que a confiar en los libros54. Comienza el Itinerarium diciendo que el sujeto de la especulación tiene que ser siempre una persona pobre. Sólo el reconocimiento de nuestro estado real y una actitud de profunda humildad nos pueden introducir en el dinamismo del camino55. La virtud de la «altísima pobreza» es el signo seguro del seguimiento dinámico del Crucificado. En esto Buenaventura es un perfecto discípulo de san Francisco. Las virtudes que identifican a Francisco y Buenaventura en su seguimiento de Cristo son la humildad y la caridad: la humildad unida a la pobreza les califica de «menores»56. En el número 8 del Lignum 54. Podemos ver en estas frases de Buenaventura un precursor de la expresión teología postrada y arrodillada (Kniende Theologie) de Balthasar. También la forma de hacer y conce­ bir la teología que Buenaventura explica con estas expresiones está en perfecta sintonía con las ideas que actualmente ha desarrollado Balthasar. Ambos coinciden en que sólo se puede hacer teología a partir del contacto con el Dios vivente que se produce en la oración. Porque Dios es más grande que todo nuestro pensamiento. 55. J. G. BOUGEROL, Francesco e Bonaventura. La «Legenda Maior», Vicenza 1984, 14-15. 56. Cfr. C. M a r tin i , S. Bonaventura visto in S. Francesco, en Incontri Bonaventuriani 10 (1974) 17-23. Los mismos argumentos, pero de forma más meditativa y sencilla los escontra- mos en el cap. 2 «sobre la verdadera humildad» y en el cap. 3 «sobre la perfecta pobreza» del De perfectione vitae ad sorores. Todo ello llama a entrar en el corazón de Cristo que será después el tema de la Vitis Mystica. En Quaestiones Disputatae de Perfectione Evangélica dice que Cristo nos da el ejemplo más radical de pobreza cuando muere desnudo en la cruz, para convertirse en modelo de nuestra imitación ( Perf.ev ., q. 2, a. 1, fund. 11 y 14). En Apología Pauperum desarrolla la imagen de un Dios humilde que en la pobreza radical de Jesús en la cruz asume un amor humilde.

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