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24 LUIS RODRIGUEZ CHILAN ejemplo de Adán prevaricador, que prefirió el árbol de la ciencia del bien y del mal al Arbol de la Vida» (prol. 5)50. «Cristo es la verdadera virtud y nosotros debemos imitarlo. Pero para eso debo ejercitarme en la meditación de Cristo crucificado... con la ora­ ción que dirigirá el Espíritu Santo sobre mí, para enseñarme a conocer a Cristo y conociéndolo seguirlo»51. Buenaventura construirá una teología de las virtudes sobre la base del ejemplo de la vida de Jesús y, por lo tanto, de su imitación52. El seguimien­ to del crucificado exige la aceptación de aquellos valores más acariciados por Cristo: humildad, pobreza, obediencia y caridad. Y de las virtudes teologales que, como dice Buenaventura, han brillado de forma especial en la cruz y durante toda la pasión, de forma que nosotros las podamos ejer­ citar con su ayuda. No hay virtud que no esté fundada en su grado más perfecto en Cristo, especialmente las virtudes teologales, que son las que nos llevan por su mismo camino: «A Ti, pues, deseado Jesús, fin de todas las cosas, sea yo llevado , creyendo en Ti, esperando en Ti y amándote de todo corazón... Tú solo bastas, Tú solo salvas, Tú solo eres bueno y suave para los que te buscan y aman tu nombre... sublime fruto del seno virginal, ubérrima fuen­ te de todas las gracias» (48). Por Cristo desciende Dios y por él asciende el hombre; en él Dios y el hombre viven el encuentro fecundo y siempre nuevo del amor53. Por una parte explica la acción divina y por otra parte preside la acción humana. Cuando asume nuestra naturaleza, es él mismo que se nos da. Se hace camino para hacernos posible el camino. Buenaventura termina el opúscu­ lo con una oración para pedir el Espíritu de gracia con los dones y virtudes que Cristo tuvo «en toda su plenitud» y sin los cuales nosotros no podre­ mos «caminar siguiendo sus pisadas». El primero de todos es «el espíritu de sabiduría para que gustemos el fruto del Arbol de la Vida» (49). Estas ideas se corresponden con las que presenta ya al principio, en los números 5 y 6 del prólogo del Lignum vitae : «Mas no evitará el árbol maldito, si no prefiere la fe a la razón, la devoción al estudio, la sencillez a la curiosidad, y finalmente a todo carnal 50. El árbol del conocimiento del bien y del mal representa, paraBuenaventura la filoso fía en sí, que será ambivalente hasta que sea polarizada por una verdadera teología, por una teología existencial o sabiduría cristiana, como la llama Buenaventura. Cfr. Hex., 17, 27. 51. Sermo I de Purificatione, IX, 639. 52. V. M. 5, 2: «Toda la vida de Cristo fue ejemplo». 53. Itin., 1 , 3; 4, 2; In Jo. com.} 1 , 10: «Como el Padre no hace nada sin el Verbo, así la creatura nada hace sin la cooperación del Verbo».

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