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ANALITICA ANTROPOLOGICO-EXISTENCIAL DE LOS ESTADOS... 313 el poner en libertad aquel apriori que ha de ser visible si ha de poder dilucidarse filosóficamente la cuestión qué sea el hom bre»13. La constitución original del Dasein se impone, por lo que hemos indi­ cado, fenoménicamente como un apriori existenciario que hemos de tener presente en todo momento. Demos ahora un paso más y, en esta contextualización del modo de hallarse del «ser ahí», tratemos de explicitar una segunda cuestión prope­ déutica relativa a la estructura original y unitaria del mencionado apriori existenciario del ser en el mundo que Heidegger viene a sintetizar más abreviadamente como el «ser en». La expresión ser en el mundo presenta, como se ve, un carácter com­ puesto, lo cual no implica una pluralidad de piezas ensambladas, sino un todo unitario que no excluye una multiplicidad de elementos constitutivos. Sin perder de vista la unidad inherente a sus elementos, el fenómeno de la mundanidad, como constitutivo del «ser ahí», es analizado por Hei­ degger desde estos tres ángulos: Desde lo que implica el elemento estructu­ ral «en el mundo» (es decir, desde la estructura ontològica de la mundani­ dad); desde el ente o el «quién» es en cada caso en el mundo; y desde lo que entraña el «ser en» en cuanto tal o, lo que es igual, desde la constitu­ ción ontològica del «en» presente en la expresión ser en el mundo. A través de la analítica existencial de estos tres elementos, realizada no por mor de sí misma, por cuanto no tiene en sí su propia finalidad, sino por referencia a una temática más amplia y fundamental: la elaboración de la pregunta ontológico-fundamental del ser en general14, Heidegger desvela una serie de existenciarios fundamentales que aparecen implícitos en estos tres: el proyecto (Entwurf), el ser fáctico (Geworfenheit) y el «cuidarse de» (Besorgen). Pero, no pudiendo detenernos aquí en el análisis concreto de tales existenciarios, aunque a alguno de ellos haremos sin duda referencia por la mayor conexión que tienen con los estados de ánimo, volvamos al apriori existenciario al que nos estábamos refiriendo. Y puesto que el «ser ahí» se 13. Sein und Zeit , 45 (trad. esp., 57). Cfr. también supra, p. 47. 14. Sobre este particular hace notar un buen conocedor de Heidegger, como es Frie­ drich von Hermann, lo siguiente: «...el tan invocado, y todavía hoy con frecuencia mal enten­ dido análisis ontológico-existencial del Dasein (de Heidegger) no es ninguna filosofía de la existencia al estilo de Sartre o de Jaspers. En efecto, en el centro del pensamiento de Heideg­ ger no está el hombre ni el sujeto ni la existencia del hombre, sino el ser universal y, sólo a partir de la problemática más radical del ser, se determina la analítica de la existencia» (Cfr. Fr. VON H erm an n , Subjekt und Dasein. Interpretationen zu «Sein und Zeit », 2.a edición, Frankfurt 1985, 71).

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