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348 JOSE LUIS RODRIGUEZ MOLINERO Teniendo en cuenta el significado lingüístico de la palabra alemana Stimmung , que hemos vertido por estados de ánimo, y que, originariamen­ te, supone la traslación metafórica de un concepto musical al alma, por cuanto una Stimmung = estado de ánimo, supone una Übereinstimmung = «estado de acorde» —así expresamos la palabra «acorde» por referencia a un instrumento musical del cual decimos, entonces, que suena armónica­ mente (hay acorde) por conexión con otra cosa: un tono determinado—, podemos decir también del hombre que está, o no, en estado de ánimo; o sea: en «estado de acorde» (in Stimmung) para determinadas tareas. Podemos hablar de un estado de ánimo que como «estado de acorde» (Ubereinstimmung) atraviesa al hombre entero y hace que éste, relativa­ mente a un tono determinado: su propio ser, sea acorde, sea armónico, en sus distintos aspectos. Como «estado de acorde», entonces —y esto sólo voy a indicarlo aquí— el «estado de ánimo» hace patente una unidad originaria de sujeto y objeto que cabe precisar en una triple dirección: 1.° Una unidad, una armonía, un «estado de acorde», entre mundo interior y mundo exterior. 2.° Un «estado de acorde» entre constitución corporal y constitución espi­ ritual. 3.° Un «estado de acorde» de todas las capacidades o potencialida­ des singulares dentro del alma por relación a un tono fundamental que es el ser que muestran. 3.a En una tercera conclusión, derivada, al igual que la anterior, de la primera, y también de carácter concreto, quiero resltar lo siguiente: Ese sustrato permanente de los estados de ánimo, que hemos querido expresar anteriormente, en los que es siempre el «ser ahí», constituye algo así como la base a partir de la cual se desarrolla toda la vida humana, principalmente psíquica, y por la cual ésta está siempre determinada. De ahí, pues, una nueva razón para tomar en cuenta los estados de ánimo en la antropología filosófica. En efecto, en consonancia con un estado de ánimo fundamental son posibles determinadas vivencias. Otras, en cambio, son excluidas por cuan­ to no coinciden con el marco de tal estado de ánimo. Todas las vivencias son guiadas en una dirección, en función de un estado de ánimo funda­ mental. Qué capacidades superiores pueden ser desarrolladas, y cómo pue­ den serlo, depende de ese sustrato permanente del estado de ánimo que predomine en cada caso. Si Heidegger acertó o no en la determinación del estado de ánimo que él calificó como señalado «estado de abierto» —la angustia— en su Onto- logía fundamental, esa podría ser una última conclusión que ahora no

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