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312 JOSE LUIS RODRIGUEZ MOLINERO ejemplo se ha inferido, de animal y racional, el concepto de hombre, sino que es algo que está ya siempre «ahí» («da»). Ahora bien, puesto que está ya siempre «ahí», tal apriori no debe ha­ cerse coincidir tampoco con un sujeto ideado en la imaginación , o con un constructo meramente arbitrario. El horizonte fenomenológico de lo aprió- rico, aunque es instaurado por Husserl, es asumido por Heidegger pero otorgándole otro sentido. No tiene que ver con un «sujeto ideal», con un «yo puro» ni con una «conciencia en general». No tiene el sentido trascen­ dental husserliano sino un sentido existenciario: «Las ideas de un ‘yo puro’ y de una ‘conciencia general’ —dice Heidegger— están tan lejos de contener lo apriori de la real subjetividad que pasan por alto, o ni siquiera ven, los caracteres ontológicos de la facticidad y de la constitución del ser del ‘ser ahí’» 8. Frente a la prioridad relativa a un sujeto ideal, el apriori mentado por Heidegger es —dice él— «una exigencia justificada pero que debe ser fundamentada ontológicamente»9. Es el apriori «del sujeto sólo efectivo», «del sujeto fáctico», «de la real subjetividad —lo cual no debe confundirse con los «hechos empíricos»—; es la idealidad fenoménicamente fundada del «ser ahí»; es «la aprioridad bien fundada ontológicamente del «ser ahí». Y lo es bien fundada «porque el ser de la verdad está en conexión original con el ser ahí»; porque el ser —no entes— sólo lo ‘hay’ hasta donde la verdad es. Y la verdad sólo es, hasta donde y mientras el «ser ahí» es. El ser y la verdad son igualmente originales»10. El apriori así explicitado es, en suma, un apriori « subjetivo », pero en­ tendiendo el entrecomillado término «subjetivo» no como una determina­ ción, por ejemplo en el sentido kantiano, relativa a un sujeto sin mundo, sino como estructura original y constantemente integradora «que hay que poner en libertad»11; como constitutiva aprioridad existenciaria del «ser ahí» que es de suyo, ya siempre, ser en el mundo12; como aprioridad existenciaria que se impone fenoménicamente. En definitiva, es el apriori que mentábamos al principio cuando citando al propio Heidegger venía­ mos a decir: «En la analítica existenciaria del ‘ser ahí’ se desarrolla a la vez un problema cuya urgencia apenas es menor que la de la misma pregunta que interroga por el ser: 8. Cfr. Sein und Zeit , 229 (trad. esp., 250-251). Véase también la influencia de Husserl en esta temática, en la misma obra, pág. 50, nota 1 (trad. esp. 62, nota 1). 9. Sein und Zeit , 229 (trad. esp. 250). 10. Sein und Zeit, loe. eit. 11. Sein und Zeit, 41 (trad. esp. 53). 12. Sein und Zeit, 53 (trad. esp. 66).

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