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ANALITICA ANTROPOLOGICO-EXISTENCIAL DE LOS ESTADOS. 341 lidad que el que ésta deja entrever en su acepción óntico-psicológica. En pocas palabras, pretende mostrar la constitución o sentido temporal- existenciario de los estados de ánimo en el cual se funda la mentada noción óntica de tiempo. Utiliza Heidegger, para mostrar la constitución temporal de los estados de ánimo, una expresión que, inevitablemente, para ser más fiel a Heideg ger, he de referir en alemán: « zeitigt sich», compuesta, como se ve, del reflexivo sich = se y de la forma verbal zeitigen. Esta forma verbal, cuyo significado es el de madurar (una fruta, por ejemplo), es, por otra parte, derivada del sustantivo Zeit = tiempo, lo que viene a mostrar, diríamos, que algo madura —o se halla «a la sazón », como gusta de traducir el buen humanista Laín Entralgo81—, en este caso el estado de ánimo, cuando se plenifica temporalmente, cuando se constituye temporalmente, cuando, se gún la forzada versión de J. Gaos, en su traducción de Ser y Tiempo , «se temporada» el estado de ánimo. Ese «constituirse temporalmente» de los estados de ánimo mienta la unidad extática especifica de los mismos compuesta de estos éxtasis: un advenir (Zukunft), un presentar (Gegenwart, Gegenwärtigen) y un sido (Gewesen). Si se tiene en cuenta que ek-stasis es igual a un « salir a fuera», podemos decir que en los estados de ánimo se mantiene la unidad extática en cuanto un éxtasis específico, por ejemplo lo sido, sale de él a los otros, que son de «igual originalidad existenciaria» y, en unidad extática , los modifica. Así —según veremos luego con más detención dada la indudable dificultad temática que es inherente a esta problemática— el estado de ánimo de la angustia se funda en, tiene el sentido de, o es, un sido propiamente tal. Y tiene su origen, o surge, del advenir del estado de resuelto que retorna sobre ese sido aferrándose o asiéndolo como p resen te82. Pero, sobre esta unidad extática específica de los estados de ánimo volveremos luego, a propósito de la constitución temporal del estado de ánimo del temor, comparándola con la del estado de ánimo de la angustia, y tratando de arrojar mayor claridad temática. ¿En qué consiste, por último, o cuál es el carácter existenciario, o modo de ser básico de los estados de ánimo? Si recordamos lo que he dicho ya repetidas veces acerca de que los estados de ánimo ponen, o traen, al «ser ahí» ante su ser fáctico —ser fáctico que es uno mismo—, y que abren al «ser ahí» más originalmente 81. P. Lañ ENTRALGO, La empresa de ser hombre , Madrid 1963, 8. 82. Cfr. Sein und Zeit , 340 y 344-345 (trad. esp., 368 y 372).
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