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ANALITICA ANTROPOLOGICO-EXISTENCIAL DE LOS ESTADOS... 335 2. La hermenéutica existendal de la angustia como modo de hallarse funda­ mental: 2.1. El angustiarse, fundamento del desvío y no viceversa Resalta Heidegger que la angustia es un modo de hallarse fundamental (Grundbefindlichkeit) del «ser ahí». Por consiguiente, «sólo en tanto que el ‘ser ahí’ es puesto esencial y ontológicamente ante sí mismo por el ‘esta­ do de abierto’ que le es inherente, puede él huir»67. La angustia, por tanto, en cuanto modo de hallarse radica, ante todo, en que el «ser ahí» es puesto esencial y ontológicamente, ante sí mismo. Ante lo que se huye, pues, en el estado de ánimo de la angustia no son los entes intramundanos. Esta es la diferencia fundamental del estado de ánimo de la angustia respecto del estado de ánimo del temor: Que la angustia es huida ante sí mismo, ante el ser mismo, o ante lo propio, del Dasein tratando de encontrarlo en lo impropio del mismo. En el estado de ánimo de la angustia no hay una huida ante ellos tratando de compensar el no ser —en el sentido positivo anteriormente indicado, pues no se dice la nada — constitutivo de la impro­ piedad del «ser ahí». En definitiva, no es que el estado de ánimo de la angustia se derive de la caída o se funde en el temor. Al contrario: «El desvío de la caída se funda, antes bien, en el angustiarse, que es, por su parte, lo único que hace posible el temor»68. 2.2. E l «ante qué» (Woran) de la angustia es la mundanidad del mundo Si el «ser ahí» es definido provisoriamente por Heidegger como ser en el mundo, y el angustiarse prerrequiere un «ante qué» (woran), podemos señalar, entonces, que el «ante qué» (woran) de la angustia es «el ser en el mundo mismo o en cuanto ta l»69. Es decir, la angustia ante sí mismo no tiene otra base que lo que el «ser ahí» es en sí mismo, su constitución como mundanidad. Explicitando un poco más este punto, aunque sea incurriendo en el riesgo casi inevitable de incidir en alguna repetición dada la íntima traba­ zón de aspectos temáticos ya tratados con lo que de suyo muestra la exége- sis existenciaria déla mundanidad, podemos decir que: 1.° El «ante qué» de la angustia no es nada (Nichts es ist) de lo que es «a la mano», o «ante los ojos», dentro del mundo, por ejemplo una nocivi- 67. Cfr. Sein und Zeit , 188 (trad. esp., 208). 68. Cfr. Sein und Zeit , 186 (trad. esp., 206). 69. Cfr. Sein und Zeit, loe. u. cit.

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