PS_NyG_1991v038n003p0309_0349

ANALITICA ANTROPOLOGICO-EXISTENCIAL DE LOS ESTADOS... 333 anteriormente— como poder ser sí mismo pripio del «ser ahí», fuga que lleva lejos del «ser ahí», en lugar de poner o traer a éste ante sí mismo. No se trata, por consiguiente, de un desvío cualquiera, sino de un desvío o fuga del ser ahí ante sí mismo y su propiedad. Pero, cabe preguntarse aquí, a propósito de la exégesis del fenómeno de la caída y de la analítica antropológico-existencial del estado de ánimo de la angustia: ¿Cómo explicar la contraposición que se observa en la hermenéutica fenomenológica de esta temática sin incidir en una contradic­ ción? En efecto, si la angustia, como posibilidad del ser del «ser ahí», pone el «ser ahí» ante sí mismo; si es un modo de hallarse que abre óntica- mente al «ser ahí» mismo en cuanto ente, surgen, como inevitables, pre­ guntas como las siguientes: ¿Cómo se concilia todo esto con la fuga o desvío del ser ahí ante sí mismo que se manifiesta en la caída o absorberse en el uno y en el mundo de que se cuida? ¿Cómo puede constituir la angustia «la base o el suelo fenoménico para apresar en forma explícita la original totalidad del ser del ‘ser ah í'»?62. Por un lado, parece que el ‘ser ahí’ es «estado de abierto», se pone ante sí mismo, en la angustia, en cuanto modo de hallarse. Por otro, sin embargo, da la impresión de que el «ser ahí» más bien se pierde a sí mismo; es constante tentación a la caída con su poder seductor, tentador y aquietador; va hacia la enajenación; se cierra a sí mismo63; no se abre a sí mismo en sí mismo; en definitiva, no es «estado de abierto», o no se pone ante sí mismo. Para la mostración de la solución heideggeriana a la presunta paradoja que acabo de indicar, es menester parar mientes en la doble dimensión que, como ya ha ocurrido respecto de otros fenómenos que hemos apunta­ do, es de observar en la analítica sobre la estructura de la caída: la caracte­ rización óntico-existencial de ésta, y su sentido ontológico-existenciario. Esta distinción mienta, por una lado (caracterización óntico-existen­ cial), el decurrir óntico —la fuga, el desvío, del «ser ahí» ante sí mismo— inherente al estado de movimiento de la caída. En este caso, la propiedad de ser sí mismo del «ser ahí» no es en «estado de abierto» (Erschlossen- heit), sino en «estado de cerrado» (verschlossen); tal propiedad es expulsa­ da o echada a un lado. Consecuentemente, el «ser ahí», en el estado de movimiento de la caída, en lugar de ser puesto «ante» (vor) sí mismo, queda «tras» (hinter) sí mismo. 62. Cfr. Sein und Zeit , 182 (trad. esp., 202). 63. Cfr. Sein und Zeit , 177-178 (trad. esp., 197-198): «El ser en el mundo es en sí mismo tentador». «El cadente ser en el mundo es, en cuanto aquietador-tentador, al par enajenador». «Esta enajenación que ‘cierra al ser ahí’..., la enajenación aquietadora-tentadora de la caída conduce, en su peculiar ‘estado de movimiento’, al enredo del ‘ser ahí’».

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz