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330 JOSE LUIS RODRIGUEZ MOLINERO 3. H erm enéutica existen c iar ia de un modo determ inado de h alla r se : L a ang u st ia , como modo pro pio y fundam ental de h a llar se carac ­ terizado COMO «UN SEÑALADO ESTADO DE ABIERTO» La exégesis, en un sentido ontològico, del estado de ánimo de la angus­ tia parece resultar algo extraña. Efectivamente, cuando recapacitamos sobre el fenómeno de la angustia tendemos a desconocer el factum existen- cial de la misma pensando en «algo temible» (furchtbares), o en algo que se presenta para nosotros como amenazador. Ante ello, decimos que nos angustiamos y, por tanto, retrocedemos, nos desviamos de ello. Es decir, en la interpretación ordinaria de la angustia, tenemos la im­ presión de que nos angustiamos por algo concreto, por esto o aquello, por un aquí y un ahora. Dicho en terminología heideggeriana, parece que nos angustiamos por una «nocividad determinada» (bestimmte Abträglich­ keit); por algo intramundano; por algo que es «a la mano» (Zuhande- nes); o «ante los ojos» (Vorhandenes); o incluso la suma de todo lo «ante los ojos»52. Nos dejamos orientar por aquello de que se cuida el «ser ahí» y por un hablar de lo «a la mano» (Besorgen und Bereden des Zuhan- denen)53. El estado de angustia, así descrito, se refleja concretamente en la expre­ sión —viene a decirnos Heidegger— que suele manifestar el habla cotidia­ na cuando, pasada la angustia, dice: «No fu e realmente nada» (es war eigentlich nichts)54. Tal interpretación es una interpretación óntica, no ontològica. Y es motivada —dicho con palabras del propio Heidegger— por la absorción cotidiana en el uno y en el mundo de que se cuida. Tiene que ver con esta interpretación cotidiana de la angustia aquélla que hacemos cuando, por ejemplo, nos fijamos en las causas de ésta, o en su decurrir ónticos. Así decimos que estamos angustiados por una enfer­ medad, por una desgracia familiar...; en suma, por algo fisiológico. Lo que sustenta esta interpretación óntica, o cotidiana, de la angustia que, como he apuntado ya, más que revelar, oculta el factum existencial 52. Cfr. Sein und Zeit , 186 (trad. esp., 206). Obsérvese ya desde ahora la coincidencia de esta manera de interpretar la angustia con lo que de suyo mienta el estado de ánimo del temor: «...Lo temible —dice Heidegger— hace siempre frente como un ente intramundano. La única amenaza que puede ser ‘temible’..., la que se descubre en el temor, proviene siempre de entes intramundanos» (Cfr. Sein und Zeit , 185-186; trad. esp., 205-206). 53. Cfr. Sein und Zeit , 187 (trad. esp., 207). 54. Cfr. Sein und Zeit, loc. u. cit.

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