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322 JOSE LUIS RODRIGUEZ MOLINERO El ser en un estado de ánimo, como ya he querido indicar alguna vez, nada tiene que ver con el modo de acceso al ser de «lo ante los ojos» por vía cognoscitiva. Esto quiere decir que en el estado de ánimo, en su sentido ontológico-existenciario, el ser del «ser ahí» es más bien «abierto» afectiva­ mente (Stimmungsmassig) ya siempre29. Dicho de otra manera: Quiere indicar que el «ser ahí» es traído o puesto ya siempre ante sí mismo, pero no en el sentido de un encontrarse perceptivamente (ais wahrnehmendes Sich-vorfin- den), sino en el de un hallarse afectivamente (ais bestimmtes Sichbefinden)30. Los estados de ánimo, en el sentido ontológico-existenciario, no deben, pues, ser colocados al bajo nivel de fenómenos concomitantes, al lado de la representación y de la voluntad31. Antes bien, les es propia una singular relevancia ontologica: En ellos, el ser ahí no es conocido en cuanto tal, sino que es, más bien, «abierto» en su ser como el ser que el ‘ser ahí’ ha de ser existiendo. Es más, es «abierto» aunque el «ser ahí» no caiga en la cuenta, o no conozca, el estado de ánimo. Incluso aunque, o cuando, cotidianamen­ te «no busque que —los estados de ánimo— le abran lo que abren ni se preste a que lo coloquen ante lo abierto por ellos»31. Como es fácil de advertir, en el trasfondo de toda esta ontologia feno­ menològica de los estados de ánimo se revela, o está presente, la repercu­ sión que, como en toda su filosofía, tiene la ya mentada distinción funda­ mental, establecida por Heidegger, entre el desviado planteamiento tradi­ cional de la metafísica, centrado en el cogito , en «lo ante los ojos»; y el planteamiento o indagación acerca del sentido del ser, pretendida por el gran filósofo de la existencia, enraizada en el sum , en el ser del «ser ahí». Por comparación con el conocimiento teorético de lo puramente «ante los ojos»; incluso de la intuición que pretende penetrar hasta las últimas venas del ser de algo «ante los ojos»; de la fe que pretende saber sobre el «adonde» —volveremos luego sobre esto— del «ser ahí»; o por compara­ ción con el falseamiento de los fenómenos practicado por el irracionalismo «que se limita a mirar como de soslayo hacia aquello para lo que el raciona­ lismo es ciego»32, Heidegger hace hermenéutica fenomenologica, se atiene al fenómeno de lo que «abre». Se ciñe, son sus propias palabras, «al hecho fenoménico de que el estado de ánimo coloca al ser ante el ‘ que e s ’ de su ‘ahí’ —como veremos enseguida— como ante algo que permanece frente a él con inexorable enigmaticidad»33. 29. Cfr. Sein und Zeit , 134 (trad. esp., 152). 30. Cfr. Sein und Zeit , 134 (trad. esp., 152). 31. Cfr. Sein und Zeit, 135 (trad. esp., 152). 32. Cfr. Sein und Zeit , 136 (trad. esp., 153). 33. Cfr. Sein und Zeit,loe. u. cit.

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