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LAS MOSCAS 291 Es lo que defiende Orestes a lo largo de toda su obra. Rompe con todo lo que signifique sometimiento de su libertad, servicio de «gusanito» en el universo del Creador y a los deseos de Júpiter , incluso al Bien que éste le traza para que los hombres lo realicen (cfr. p. 71 [180]). No busca excusas de esclavo (cfr. pp. 71-72 [180-181]). Así se lo mani fiesta tajantemente a Júpiter , acudiendo a la experiencia de su propia liber tad y a su propia definición existencial: «No soy ni el amo ni el esclavo, Júpiter. ¡Soy mi libertad! Apenas me creaste, dejé de pertenecerte» (p. 72 [181]). Inmediatamente a esta proclamación de su libertad, Electra acusa a su hermano de «blasfemo» (p. 72 [181]). Pero Orestes reconoce la novedad de su mensaje, incluso para los suyos. No obstante, supera esa concepción «religiosa» y se sitúa en la compren sión propiamente humana de su existencia: reconocerse sencillamente «li bre», esencialmente «libre»... Esta afirmación no debe interpretarse en sentido psicológico o social: negación de dependencia psicológica o social de la persona. No. Es más profunda. Tras estas palabras duras contra Júpiter y su misma hermana, es preciso descubrir una afirmación surgida de su concepción ontològica , tal como se configura en su Ontologia fenomenològica , a la que nos hemos referido anteriormente. Sartre plasma en la respuesta de Orestes la definición misma de lo que entiende por hombre, por persona: ser constitutivamente, «texturalmente» libre. En este sentido es preciso entender, también, las palabras de Júpiter contra O restes: «Tu libertad sólo es una sarna que te pica, sólo es un exilio», y que Orestes reconoce como verdad (p. 72 [182]). En esta misma línea, Orestes rechaza volver bajo la ley de Júpiter. Ser libre, inventar su propio camino es la propia condición humana: «Estoy condenado a no tener otra ley que la mía» (p. 73 [182]). Admitir a Dios sería ir contra el poder creador de valores de nuestra propia libertad. Si Dios existiera, no habría contado con nosotros. Nos habría propuesto «un plan» bien definido, un objetivo esencial a realizar en conformidad con la esencia de nuestra naturaleza humana.
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