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286 DIONISIO CASTILLO CABALLERO El mismo simple «ser consciente» supone ya un modo de entrar en relación con el mundo. En esto consiste, propiamente, el descubrimiento del mundo como mundo que la conciencia descubre como estando ante él , como ser allí. Como Roquentin ante la náusea. E l ser —objeto-cosa— es lo que aparece en la conciencia que orienta hacia un ser que no es ella misma, hacia un «trascendente», hacia el que está constantemente proyectada y al que le da sentido en términos de pers pectivas y fines. Es a lo que Sartre llama «conciencia posicional del mun do» (pp. 17-18 [16-18]). Dentro de esta orientación, no puede darse una subjetividad absoluta, pura. Se desvanecería, puesto que no siendo más que conciencia «de algo», sería una conciencia de nada y, consiguientemente, nada de conciencia... Pero el análisis sartreano no se detiene aquí. Profundizando en el ser mismo de la conciencia, descubre, a su vez, otro modo de ser de ésta. Ella misma puede ser, a la vez, objeto de sí misma y trascendente a ella. Además del «cogito pre-reflexivo», la conciencia puede tomar conciencia de sí mis ma, siendo ella misma conciencia de ser objeto de su misma consideración: «cogito reflexivo» (pp. 17-24 [16-23]). Dos modos de ser irreconciliables que deben ser comprendidos desde la dialéctica de la mutua nihilación, anonadamiento —«néantisation»— (cfr. pp. 133. 427ss. 605. 690. 748ss. [123. 404ss. 572. 652-653. 711ss.]). Dos modos de ser que se descubren en la misma conciencia como el ser —mundo— y la nada —subjetividad absoluta, persona, hombre—. Lo que justifica el título de su obra: «L ’étre et le néant» —el ser y la nada—: una pareja irreconciliable (pp. 143. 165. 720 [134. 176. 682])... A continuación, Sartre se detiene en el estudio del significado del «L ’étre-pour-soi». Y lo realiza presentando las características principales del mismo. Entre ellas, señala las siguientes: Gratuidad absoluta —Liber tad— Existencia precede a la esencia —El hombre es una pasión inútil (cfr. pp. 123-157 [115-147])... Para el cometido de nuestro estudio, no es necesario desarrollar este tema. Nos interesa resaltar sólo aquellos aspectos más relacionados con el asunto que nos ocupa. En primer lugar , para Sartre, el «ser-para-sí» consiste en la facticidad absoluta, en la «nada del ser-en-sí» (pp. 130-136 [121-127]). El «ser-para-sí», consciente de su facticidad absoluta, tiene, por sí mis mo, la sensación de ser perfectamente gratuito , de estar ahí «para nada», como estando de sobra (pp. 130-136 [121-127]). «Está ahí» mantenido exclusivamente por la presencia totalmente contingente del «ser-en-sí», contingencia radical, que tiene sentimiento de su gratuidad, aprehen-
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