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EL PROBLEMA DEL MAL Y EL PECADO ORIGINAL EN SAN AGUSTIN 239 Hablando de la satisfacción que en algún momento le produjo el trato con los maniqueos dice Agustín: «Todavía entonces me parecía a mí que no éramos nosotros los que pecábamos, sino que era no sé que naturaleza extraña la que pecaba en nosotros, por lo que se deleitaba mi soberbia en considerarme exento de culpa y no tener que confe­ sar, cuando había obrado mal, mi pecado, para que tu sanases mi alma, porque contra ti era contra quien yo pecaba. Antes gustaba de excusarme y acusar a no sé qué ser extraño que estaba conmigo, pero que no era yo. Mas, a la verdad, yo era todo aquello, y mi impiedad me había dividido contra mí mismo. Y lo más execrable de mi pecado era que no me tenía por pecador... Y ésta la razón por la que alternaba con los electos de los maniqueos»9. 3. La voluntad humana fuente del mal/pecado Superada la soberbia fabulación maniquea de que algo/alguien peca en nosotros sin nosotros, Agustín reasume el problema partiendo, una vez más, de una experiencia personal: la experiencia de su conversión. Lo dice expresamente en discusión con el maniqueo Félix. Cristo vino a salvar a los pecadores que se arrepienten. «Mas nadie se arrepiente del pecado de otro; al contrario, si el arrepentimiento es justo y veraz... el mismo arrepen­ timiento indica que no brota de otra naturaleza, sino de nuestra voluntad, si es que tal vez hemos pecado. Porque arrepentirse uno del pecado de otro, no es de sabios sino de necios... Ahora bien, si hay arrepentimiento, hay también culpa; si hay culpa, hay también voluntad, si hay voluntad al pecar, no hay naturaleza que coaccione... En cambio, los soberbios... afir­ mando que no son ellos los que pecan, sino que algo distinto peca en ellos y que otra naturaleza se sirve de ellos para pecar, se vuelven incurables» 10. La tesis de que la voluntad libre es el origen del pecado y por tanto de todo mal, fue objeto de reflexión explícita y prolongada en el libro sobre el Libre Albedrío , escrito en 388/395 con intención antimaniquea de fondo. Agustín es reiterativo y firme en afirmar que el pecado procede únicamente de la voluntad libre: «la pregunta que hicimos sobre el origen del mal, pienso que ya queda respondida: lo hacemos por libre decisión de la volun- objeto de la conciencia de pecado en Agustín fue, a nuestro juicio, el motivo que realmente indujo a Agustín a entrar en el maniqueísmo. Todo lo demás son consecuencias de esta primera decisión» (pág. 422). 9. Conf. V, 10, 18. «El problema del origen del mal tiene en Agustín una génesis muy concreta y definida, en su propio pecado» (J. MORÁN, o. c., 427). 10. Cont. Fel. Maniq ., II, 8: PL 42, 541.

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