PS_NyG_1991v038n003p0235_0263
EL PROBLEMA DEL MAL Y EL PECADO ORIGINAL EN SAN AGUSTIN 261 y del propio hombre creado. Pero Agustín la ve en una referencia cristo- céntrica-soteriológica que revela toda su peligrosidad: si el hombre es sus tancialmente malo es, por ello, irredimible , se hace inútil la Cruz de Cris to47. En cambio, si decimos que la necesidad de pecar es castigo del Dios justo por el pecado de Adán, abrimos la posibilidad de que el mismo justo Juez que impuso el castigo lo condene, como de hecho lo hace en Cristo Salvador. En este momento, y sólo entonces, puede Agustín sentirse triun fador perfecto del maniqueísmo. Cuando propone la teoría del pecado original, Juliano de Eclana le acusa de conservar todavía «la primera mano del tinte maniqueo» recibido en la juventud. También el teólogo moderno descubre impregnación y adherencias residuales en tal teoría. Pero san Agustín habla de que la acción salvadora de Cristo hace del hombre caído —cualquiera que sea la profundidad del abismo en que ha caído—, un ser nuevo, una nueva criatura. El problema del mal queda solucionado en la salvación realizada por Cristo. Pero, con ello mismo, la teoría agustiniana sobre el origen del mal, queda básicamente relativizada en su importancia, siguiendo indicaciones del propio Agustín. b) Cuna y sepulcro en la Cruz ha hallado Con este poético epígrafe iniciamos la explicación del hecho de que la Cruz de Cristo, por una parte impulsó la investigación sobre la honda miseria humana y a señalar su origen en el propio hombre: en este sentido la teoría agustiniana tiene su cuna en la Cruz. Pero desde la Cruz misma se llega, por obra del propio Agustín, a relativizar la importancia de la solución, y se abre la puerta para su posible eliminación, para buscarle el sepulcro , después de haber vivido siglos... El primer paso en esta dirección lo damos recordando el apólogo del hombre que cayó en el pozo: «Hay una frase elegante que viene aquí muy oportuna. Un sujeto cayó en un pozo, donde estaba a punto de ahogarse. Se acercó un pasajero y al verle allá abajo le dijo sorprendido ¿cómo es que te has caído? “Por favor, dijo el caído: mira a ver cómo me sacas de aquí y no te preocupes de averiguar cómo me ca r. Así, según la fe católica confesamos que toda alma, incluso la de un niño, debe ser librada del pozo del pecado. “Basta saber cómo ha de ser salvada, aunque 47. Los católicos dicen que el hombre, creado bueno, cayó en pecado y por ello puede ser redimido y necesita redención; los pelagianos dicen que, como el hombre nace sano, no necesita de médico; los maniqueos dicen que siendo sustancialmente malo, no puede ser redimido. Ver De nupt. et concup ., II, 3, 9: PL 44, 441; C. duas epist. pelag., II, 2: PL 44, 572; C. Félix man., II, 8; PL 42, 837.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz